Y le manchaba los dedos de harina al entregarle el paquete. Llegaba con la ropa manchada. Con un cepillo limpiaba su traje. Iba al baño a lavarse las manos, tardaba en salir. ¿No sé que hace siempre cuando va de comprar el pan? ¿acaso le gusta la panadera? ¿por eso quiere ir a comprar el pan? ¡Lo tengo que averiguar! Una mañana fui tras él. Pidió dos barras y las pagó con calderilla. La chica le cogió las monedas de su mano. Él se la agarró y no le soltaba. Siempre se llenaba de harina para mancharle. Era su grito para decirme que mi marido la estaba acosando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario