Desde ese día nadie
vende barquillos en el parque.Vinieron los de sanidad y
prohibieron su venta en el parque. Cuántos barquillos compramos y qué ricos
estaban. La familia que los vendía vivían de lo poco que ganaban en la venta de
barquillos, pero han topado con la legalidad y las formalidades de que todo
tiene que estar regulado. Ahora los vende una fábrica mayorista que le
compró la receta a la familia, pero ya no son como los de antes. La fabricación
con maquinaria y el envasado en cadena, hacen que la pasta sea tan fina que se
rompen y ya no saben a nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario