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| Abstracción, pintado en acrílico (40 x 40 cms.) Por Mamen Píriz |
Salvo quizás, por esa casi imperceptible gota de sangre seca. Virginia estudiante de criminología desayunaba con su padre galletas mojadas en el café. Transcurrían dos días sin tener noticias de su madre que, de la noche a la mañana, parecía haberse evaporado sin dejar rastro.
La hinchazón de los párpados, el temblor de la mano cuando empuñaba la cafetera evidenciaban el estado de ánimo de su progenitor, sumido en el silencio de sus cavilaciones. Virginia de pronto le dijo: tienes una mancha de sangre en la manga de la chaqueta, observándole sin que él le devolviera la mirada, ausentemente fija en el mantel. El padre tapó intuitivamente la manga con la otra mano.
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