miércoles, 28 de marzo de 2018

Microrrelato "El azar nos salvó"




Ya se las apañarían para pagar las facturas. Esa es la herencia que les dejaríamos a nuestros hijos, si no habríamos encontrado este mísero trabajo de contrato por horas. No ganamos mucho, apenas podemos pagar las facturas del gas, la luz, el agua y el teléfono. Si pagamos facturas, dejamos de comer. Nos cortaron la luz y el gas, el teléfono ya lo habíamos dado de baja. Fue una suerte que me compré un décimo de la Once y tocó. Por lo menos ya podremos pasar unos años sin pasar penalidades,  poder pagar las deudas y dejar buena herencia a los hijos.

94 palabras






domingo, 25 de marzo de 2018

Lo que os presentado esta semana

Hola compañeros una semana más ha pasado. Hoy  domingo de Ramos, tenemos las vacaciones de Semana Santa, bueno quién las tenga. Yo si, tengo una semana, este año me toca, sin embargo no tengo nada previsto a hacer. Quizás algún viaje aqui cercano, si el tiempo nos deja, porque tanta agua ya aburre entre ciclogénesis y tan mal tiempo. Ahora os voy a hacer el recordatorio para los amigos que prefieren ver todo junto en domingo. Comienzo....


El martes 20, os puse un relato de esos de pocas palabras que a partir de la frase y, esto es lo que  he  escrito. Leerlos pinchando el título.


El miércoles 21, os he puesto una exposición de Goya que está hoy en día en el Museo de Bellas Artes y que me gusta mucho, algunas de las obras las ví en el Museo del Prado. Pinchar el el título y lo podéis ver.


El viernes 23, escribí un relato triste desde el punto de vista de quien tiene una depresión y no quiere vivir.  Con este relato concurso en el Tintero de Oro este mes. Lo podéis leer pinchando en el título encima de la foto.


Así que  esta semana es lo que  he  escrito y hecho. 
¡¡Espero que  os  guste!!

viernes, 23 de marzo de 2018

Relato "Desaparezco"





Me levanto de la cama cansada, no puedo más, he dejado de vivir para convertirme en un cadáver humano. Mi mente me incita a destruirme. No me deja de acosar, me dice que la vida no merece la pena, mi vida es un sin vivir. Ya no me reconozco de cómo era, no soy la misma, me he transformado en un monstruo que no quiero existir. Me siento muy pequeñita, enana, diminuta, que apenas se ve, ya no tengo ilusión por nada, ni por nadie, ni por el trabajo, ni por las fiestas, ni por los espectáculos, ni por conocer mundo. Me he vuelto invisible para mis amigos y amigas, por mi familia. Estoy rodeada de comodidades y de cosas para entretenerme y no me llenan. Mis cosas no sé qué harán con ellas pero, no me importan, a mí ya no me hacen falta. Las musas también me abandonaron hace tiempo y las palabras ya no asoman en mi mente. El olvido es constante y me duele todo, sobre todo el alma. El dolor me mantiene viva y mientras tengo dolor estoy en este mundo. Pero ya no quiero ese dolor. Ya no me interesa este mundo, con lo bello que es, ni ningún otro mundo. No deseo ni ir al cielo, ni al paraíso, no creo en eso, ni en las religiones, ni en Dios si es que lo hay. Sólo deseo dejar de existir. Tenía miedo a la muerte y ahora no, tenía miedo a que me enterraran en un ataúd, pues si, lo sigo teniendo así que, lo que deben hacer con mi cuerpo cuando me muera es envolverme en una sábana y quemarme. No quiero ser sólo polvo, ni partícula. Quiero desaparecer y que nadie se acuerde de mí. Así que con esta misiva me despido de la gente que me ha querido, si alguna vez me quisieron, de mis amigos de las redes sociales, de Twitter, de Facebook, de Google. Desapareceré en silencio y sin hacer ruido.

332 palabras 











miércoles, 21 de marzo de 2018

Exposición de Goya en el Museo de Bellas Artes de Bilbao



Tras formarse en Zaragoza e Italia, Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746 - Burdeos, 1828) se instaló en Madrid en 1775 y llegó a la corte de Carlos III para colaborar en los cartones para tapices con temas de caza para El Escorial. Su reconocimiento llegaría años después al ser nombrado, primero, pintor del rey (1786) y, más tarde, primer pintor de cámara (1799). Pero a pesar de su éxito en la corte, Goya no interrumpió la relación con su Zaragoza natal. La correspondencia con Martín Zapater, amigo de infancia, ilustra en gran medida esa relación con su círculo de familiares y amigos, al tiempo que aporta información fundamental sobre su desarrollo profesional. El préstamo extraordinario por parte del Prado de 13 cartas originales ofrece el contrapunto documental al Goya pintor de corte. Ésa es, precisamente, la tesis de esta exposición, que transita entre el éxito del pintor en las cortes de Carlos III y Carlos IV, y el recuerdo persistente de sus orígenes a través del contacto con sus íntimos.


 Autorretrato
Autorretrato 1771
Coorganizada por el Museo Nacional del Prado, la Fundación Bancaria "la Caixa" y el Museo de Bellas Artes de Bilbao, Goya y la corte ilustrada se exhibe al público a partir de mañana, tras su paso por CaixaForum Zaragoza. Comisariada por Manuela B. Mena y Gudrun Maurer, jefa de Conservación y conservadora, respectivamente, del Área de Pintura del siglo XVIII y Goya, del Museo Nacional del Prado, reúne 96 obras, buena parte de las cuales (71, de las que 52 se corresponden con óleos y el resto, con documentación y artes decorativas) procede del Museo del Prado.

Una de las salas de la corte

Se le suman préstamos del Museo de Bellas Artes de Bilbao (9 pinturas), así como del Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico, el Museo de Zaragoza, la Fundación Colección Ibercaja, la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y diversas colecciones privadas.

Además del núcleo de lienzos y cartones de Goya, la exposición se completa con obras de otros pintores relevantes del siglo XVIII –como Luis Paret, Mariano Maella, José del Castillo, Luis Meléndez, Antonio Carnicero o Lorenzo Tiepolo–, que contextualizan su trabajo y ponen de manifiesto la genial originalidad del aragonés. Por último, se ha añadido la mencionada correspondencia con Martín Zapater, así como miniaturas, estampas y varias piezas de artes decorativas.

Junto al extenso trabajo de restauración llevado a cabo con ocasión de la exposición, la investigación realizada aporta diversas novedades, como la presentación de un nuevo retrato y una miniatura de Martín Zapater, realizados por Goya y por Francisca Ifigenia Meléndez respectivamente, y la atribución a Agustín Esteve de una copia de un retrato perdido que Goya realizó a Ramón Pignatelli.
Retrato  Martín Zapater



1.- "Zaragoza/Corazón/Zaragoza/Zaragoza"

Nacido en el pequeño pueblo de Fuendetodos, Goya creció en Zaragoza, donde residían sus padres y donde vivió modestamente hasta 1775. Casado en 1773 con Josefa Bayeu, hermana de Francisco, pintor de cámara de Carlos III, de Ramón y de fray Manuel Bayeu, también pintores, marchó a Madrid invitado por su cuñado para iniciar la carrera cortesana que había ambicionado desde joven.
A su formación con José Luzán en Zaragoza (1760-1764), siguió su intento fallido (1762) de ganar una beca de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y, más adelante, (1766), el premio de pintura, que tampoco obtuvo. Marchó a Roma por sus propios medios (1769-1771) para estudiar en la Academia del Dibujo, y a sus veintitrés años, nada más regresar de Italia, recibió varios encargos de importancia, como las pinturas murales del coreto de la basílica del Pilar o de la iglesia de la cartuja de Aula Dei, además de un significativo número de pinturas religiosas para distintos patronos.
Artistas, arquitectos, escultores y mecenas de la aristocracia, así como amigos comerciantes o protagonistas de las empresas económicas de ese tiempo, como Martín Zapater, Juan Martín de Goicoechea, Ramón Pignatelli y muchos otros, mantuvieron los vínculos del artista con Zaragoza, cuyo recuerdo permaneció siempre en su memoria hasta los años finales en Burdeos.
2.- Goya y Madrid, 1775. La caza
Bodegón con pichones, cesta comida y cuenco


Carlos III,Cazador

Establecido con su familia en Madrid en 1775, su primer trabajo fueron nueve cartones para tapices con escenas cinegéticas con destino a la decoración del palacio de El Escorial. Goya era aficionado a la caza menor, la "mayor diversión en todo el mundo", que compartía con Martín Zapater, según revela la correspondencia entre ambos, que gozaban del privilegio de acceder a esta actividad, hasta entonces reservada a la familia real, la nobleza y el clero.
Ese cambio social, en la que la burguesía ganó relevancia también en el Gobierno, se refleja en los retratos oficiales de la época y en las pinturas con asuntos de caza, como los cartones de Goya, en que aparecen protagonistas de clases más humildes ennoblecidos con referencias clasicistas. Por su parte, el bodegón de caza se distingue por la representación realista del trofeo que, hasta entonces, había tenido un carácter más simbólico.
3.- La corte ilustrada: puntos de encuentro
La gallina  ciega  1788

Madrid había alcanzado su apogeo desde que en 1700 subió al trono la dinastía Borbón, procedente de Francia, y heredera de la grandeza y modernidad de Luis XIV. Para entonces, habían reinado tres monarcas: Felipe V y sus hijos con María Gabriela de Saboya, Luis I y Fernando VI. En 1775 reinaba Carlos III, hijo de Isabel de Farnesio. Monarca ilustrado, rodeado de ministros de ideas avanzadas –Esquilache, Campomanes o Floridablanca– continuó la modernización de la ciudad y el reino, desarrolló la industria y el comercio, y ordenó las clases sociales en donde se definían por primera vez la incipiente burguesía y un pueblo que disfrutaba de mejores posibilidades de trabajo.

Retrato de Carlos IV


Las artes recibieron también el impulso de la corona con la creación de las academias de bellas artes, la invitación de artistas y arquitectos extranjeros, como los refinados retratistas franceses, Houasse, Ranc y Van Loo; los creadores de composiciones mitológicas procedentes de Italia, como Giaquinto y Tiepolo; y los arquitectos del nuevo palacio real, como Filippo Juvara y Giovanni Battista Sacchetti, y Francesco Sabatini ya a mediados del siglo, así como los de otras empresas dirigidas por Juan de Villanueva. Exquisitos pintores del Rococó, como Flipart, Amigoni y Paret, dieron paso al neoclásico Anton Raphael Mengs, con quien ya en el decenio de 1770 tomaron el relevo los jóvenes artistas españoles, y entre ellos la figura genial de Goya.


La vendimia o el otoño 1786

4.- La amistad y el éxito


Niños con perro de presa 1766
Diez años después de su llegada a la corte, Goya fue nombrado pintor del rey en 1786. En 1780 había sido elegido académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y poco después marchó a Zaragoza para hacerse cargo de los frescos de la cúpula de la basílica del Pilar. No gustaron y la junta de obras le obligó a aceptar las correcciones de Francisco Bayeu. La humillación para quien era ya académico fue grande y Goya regresó a Madrid para no volver a trabajar ya en su ciudad. Tampoco recibió nuevos encargos reales, porque dependían de Bayeu, pero el artista salió adelante con el apoyo del secretario de Estado, Floridablanca, de algunas figuras significativas, como el infante don Luis de Borbón o los duques de Osuna, y de intelectuales como Jovellanos y Ceán Bermúdez.

El pelele   1791-92

En 1789 Goya ascendió finalmente a pintor de cámara; poco después le decía a su amigo Zapater: "del rey abajo todo el mundo me conoce". En 1790 viajó por sorpresa a Zaragoza y se reencontró con su amigo, a quien retrató entonces, y una vez más en 1797 en el cuadro de Bilbao, como miembro destacado de la sociedad aragonesa, lejos ya, como el propio Goya, de sus años de penurias.

En la que se ha llamado "década prodigiosa", el artista acrecentó su fama y pintó para los miembros más destacados de la aristocracia y de la política. Como pintor oficial de Carlos IV y María Luisa, pintó también sus retratos.

5.-El refinamiento femenino en el siglo XVIII

El concepto de refinamiento se desarrolló en España durante la segunda mitad del siglo XVIII relacionado con la idea de civilización. Suponía un deseo de elevación a través de los modales, las costumbres y los gustos, y se manifestó en los nuevos usos sociales y en la indumentaria. Se generalizaron las tertulias y veladas, las fiestas, bailes, teatros y paseos, actividades que hicieron que las mujeres comenzasen a poblar los espacios públicos. En este contexto, la indumentaria desempeñó un papel esencial, no sólo para hacerse visible en sociedad sino como signo de las costumbres civilizadas. Estos cambios, afectaron a todos los niveles sociales que, gracias a la democratización del vestido y a la comercialización de telas cada vez más asequibles, empezaron a confundirse entre sí, lo cual dio lugar a un juego de apariencias que intentaría solucionarse mediante la propuesta, fallida, de creación de un "traje nacional". En los retratos y escenas de esta sección, protagonizados por nobles, majos y petimetras, se recorre la evolución de la moda, desde la exquisitez y profusión decorativa del Rococó hasta la simplicidad de tintes revolucionarios del Neoclasicismo.

6.- Retratos de vascos y navarros

Al tratarse de la primera exposición en Bilbao dedicada a la pintura de Goya, el museo ha hecho un esfuerzo especial para presentar una sección propia en la que se pone de manifiesto la extensión de la corte al País Vasco, entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Se incluyen aquí 11 personajes vascos y navarros retratados por Goya en estos años, una galería de personajes del mundo político, comercial y militar de la época: Miguel de Múzquiz y Goyeneche, marqués de Villar de Ladrón y conde de Gausa –ministro de Hacienda y promotor, en 1782, del Banco de San Carlos–; El general don José de Urrutia –único militar de su siglo en alcanzar ese grado por méritos propios y no por pertenecer a la nobleza–; el retrato en pareja de Martín Miguel de Goicoechea y Juana Galarza de Goicoechea, consuegros de Goya de ascendencia navarra, o el de Leocadia Zorrilla, protegida y ama de llaves de Goya en sus años finales en Burdeos.


Entre el retrato del conde de Gausa, de hacia 1783 que todavía sigue ciertos convencionalismos, y el de Joaquín María Ferrer y Cafranga, uno de sus últimos retratos pintado en 1824, se aprecia una extraordinaria introspección psicológica, pero al mismo tiempo se hace evidente una importante evolución donde sale a la luz el verdadero genio, capricho e invención de Goya.

Abanico con varillas de nácar, Anónimo
Fotos e información en Internet

martes, 20 de marzo de 2018

Microrrelato " Muchas prisas"



Ya recogerán la mesa mañana.

—¡Vámonos! sino perdemos el tren. Baja las maletas, el taxi espera. Los nuevos inquilinos ya limpiarán los platos. -Le dice a su marido.

—Quizás lleguen a tiempo y coman los restos que hay en la mesa y en el frigorífico.-le contesta él.

42 palabras

lunes, 19 de marzo de 2018

Lo que os he podido ofrecer durante la semana

¡Hola compañeros! hoy saco un poco más tarde el recordatorio de esta semana. Ando retrasada en hacer posts y en escribir. No es por falta de tiempo, es por falta de ganas. Ando bajita de ánimo y no me visitan ni las musas. Sólo me  apetece  estar en el sofá tumbada y dormir, quizás es que ando cansada y con falta de descanso. Pero bueno, no os quiero abrumar con mis pesares y voy a hacer este recordatorio. 

El lunes 12, os mostré un microrrelato de esos que comienzan con una frase obligada del concurso en la Radio Cadena Ser en relatos en cadena. Esto es lo que se me ocurrió escribir, a partir de la frase. Podéis leerlo pinchando en el título del microrrelato.

Foto recogida de la red

El Jueves 15, os mostré la exposición principal sobre Arte y Espacio de varios artistas contemporáneos que hemos visitado el viernes en el Museo Guggenheim de Bilbao. Lo podéis ver pinchando en el título encima de la foto. 

Obra del mexicano Damián Ortega


El domingo 18, os mostré esta exposición de Eduardo Arroyo que he visto junto con mis compañeros de pintura en el Bellas Artes de Bilbao. La podéis ver pinchando en el título encima de la foto.
Eduardo Arroyo ante su obra 

Esto es lo que os he podido ofrecer esta semana, ¡¡espero que lo disfruteis.!!

domingo, 18 de marzo de 2018

Exposición de Eduardo Arroyo en el Bellas Artes de Bilbao

El viernes no solo fuimos al Museo Guggenheim sino que hicimos otra visita al Museo de Bellas artes. En este caso vimos parte de la última obra de Eduardo Arroyo artista hoy vivo. La explicación de las obras con guía nos ayudó a conocer a este pintor y el concepto de su obra que deja libertad del conocimiento a la explicación y punto de vista de la guía y para nuestro entendimiento.

El Museo de Bellas Artes de Bilbao presenta, con el patrocinio de BBK, la exposición Eduardo Arroyo. Le retour des croisades, en la que se reúnen 44 obras del artista, algunas de ellas realizadas este último año coincidiendo con su 80 cumpleaños.
Para entender al Eduardo Arroyo del siglo XXI, es preciso hacer una parada en 1910. Entonces, Zuloaga pintó La víctima de la fiesta, esa lenta cabalgada con derrota a cuestas de un picador sobre un caballo herido. “Me obsesioné durante meses con ese cuadro y empecé a pedir fotografías de manera compulsiva”, asegura. El resultado fue una respuesta que se enfrenta hoy en el Museo de Bellas Artes de Bilbao a esa imagen primigenia: El regreso de las cruzadas, una de las últimas obras de Arroyo, capital para entender al artista en su último periodo.

La viítima de la fiesta de Ignacio Zuloaga
La obra de Ignacio Zuloaga es parte de la colección del museo de Bellas Artes. Lo cedió en depósito la Hispanic Society de Nueva York, su propietaria, en 2007. El caso es que ahí dialogan ambas hoy, pared contra pared, con una elocuencia que corta el ánimo y acelera reflexiones sobre las quejumbres colectivas. Mientras lo pintaba este pasado invierno en Madrid, Arroyo se identificaba con ese gesto de cabreo del picador. “Es España…”, contaba en su estudio.

En 1994 la entonces recién creada sala BBK del Museo de Bellas Artes de Bilbao acogió la exposición Eduardo Arroyo. Tamaño natural, 1963-1993 que, a modo de retrospectiva, reunía un amplio grupo de pinturas de grandes dimensiones -grandeur nature- del artista madrileño. Casi 25 años después, se presentan en el mismo espacio expositivo pinturas y esculturas creadas por Arroyo en los tres primeros lustros del siglo XXI, con especial atención al fabuloso esfuerzo creativo desplegado por el pintor mientras preparaba la gran exposición individual de su obra celebrada este verano en la Fondation Marguerite et Aimé Maeght de Saint-Paul-de-Vence (Francia).

Puede que a Miguel Zugaza, director ahora de la pinacoteca bilbaína tras dejar su cargo en el Prado, se le ocurriera ese duelo de óleos para conformar la exposición que estará hasta abril en su museo. En cuanto vio esa reciente obra en la que el autor desplegaba una despensa panorámica plagada de paisajes castellanos, atravesada por la lanza mustia del picador con su terca cara de desgarro, debió pensar: Y si lo enfrento al original...

La invención sin aliento, el reto contra el pesimismo con píldoras de entusiasmo ante nuevos proyectos que le tocan la puerta a sus 80 años. Todo sea con ánimo de no dejar que la cara del picador que regresa de su cruzada le robe la sorna, ni la sonrisa de pícaro. Le sobran razones para no encontrar esperanza, pero resiste riéndose un poco de todo. De ahí este duelo de personajes. El suyo y el de Zuloaga. “Ambos retornan de una batalla, que en este país tenemos casi siempre perdida”.

Eduardo Arroyo  delante de la obra "Le retour des croisades"
Pero ahora anda alegre, optimista. Al menos consigo mismo. Cerró su antológica en la Fundación Maeght de Saint-Paul-de-Vence (Francia), a la que han acudido cerca de 100.000 personas y abría con su obra más reciente -la que ha producido en el siglo XXI- esta de Bilbao, donde regresaba al mismo lugar en que expuso hacia 1994 su muestra Tamaño natural.


Aquella fue ideada por él junto a Zugaza. Y ambos han regresado al mismo espacio, retomando un viaje por etapas sobre su obra, con el ánimo más alto que el picador de Zuloaga. “En esta muestra, Arroyo reúne a su parnaso”, asegura Zugaza. Se refiere a su corte intemporal de mitos, leyendas, artistas, boxeadores y literatos… De don Juan y doña Inés encerrada con candado a Cassius Clay. De Balzac y Delacroix, a Mickey Mouse y el indio Jerónimo. De Van Gohg y Oscar Wilde a Shakespeare y James Joyce. De Frida Kahlo a Cyrano… Enmarcados entre burbujas de surrealismo y lingotazos de pop art. Pero siempre reconocibles dentro de la personalidad de este artista que escribe con pinceles y da brochados con estilográfica. Capaz de hacernos comulgar su Cordero místico acompañados en la liturgia por sátrapas a carboncillo y héroes de la modernidad.
O que habita espacios íntimos en su territorio de Laciana (León), como bien sabe y certifica la gran experta en su obra, Fabienne di Rocco. Es la comisaria de la exposición, autora de Eduardo Arroyo y el paraíso de las moscas, recién publicado por La Fábrica. Allí, entre los montes que rodean su casa en Robles, encuentra materia para su escultura, presente también en la exposición.

La escultura 'Falstaff  Orson Welles' (2015).
La escultura 'Falstaff

Sale a buscar piedras que el mismo escoge por su forma y singularidad. Sin idea preconcebida ni mecanismo de transferencia las desbasta con pica y las trabaja con cincel plano para que expresen aquello que llevó a su elección”, asegura Di Rocco. Y así, Arroyo resume el paréntesis que aúna la prehistoria con la modernidad, apegado al escondrijo de su infancia. Pintura, dibujo, escultura. Gran y pequeño formato. “Técnicas propias, como collages hechos de fotografías y fragmentos de sus paletas”, destaca Zugaza.

                                                                          
Considerado uno de los principales representantes de la figuración narrativa que renovó la pintura europea a mediados de los años sesenta, Eduardo Arroyo (Madrid, 1937) es autor de una obra llena de referencias literarias y autobiográficas en la que se mezclan el humor, la crítica política y social y la fascinación por la cultura visual. Su primera vocación fue la literatura y, además de pintor y escultor, ha desarrollado también una fecunda carrera como dibujante, escenógrafo, ilustrador, diseñador de carteles y grabador.


Su Reflexión Espiritual del Cordero Místico


A lápiz y sobre papel vegetal, el artista ha representado en 21 dibujos, y a tamaño original, los paneles del Polítiptrico de Gante, considerado icono del arte flamenco y culminación del desarrollo de la pintura al óleo.

El símbolo reiterado de la mosca como sello de identidad del artista, coros evangélicos con gafas de sol, y figuras de dictadores históricos acudiendo a adorar al Cordero, constituyen una pequeña parte de los elementos personales que aporta la visión del artista a la obra original, que se conserva en la catedral de San Bavón de Gante (Bélgica).

Imagen de una de las obras del pintor Eduardo Arroyo llamada 'Detalle el Paraíso de las Moscas

Aunque en sus últimas obras ha dado rienda suelta a sus pasiones literarias y artísticas y ha creado una excepcional galería de retratos de personajes a veces reales, a veces imaginarios (Dante, Don Juan Tenorio, Cyrano de Bergerac, Balzac, Van Gogh, Joyce, Orson Welles), su trayectoria creativa ha estado siempre muy influida por las circunstancias políticas y culturales de la historia española y europea de mediados del siglo XX, que no ha dudado en utilizar como material para su trabajo artístico. Así, el título de la exposición, Le retour des croisades, se corresponde con el de uno de los grandes lienzos pintados por Arroyo en 2017, una alegoría de la situación española actual concebida también como un homenaje-parodia del monumental cuadro de Ignacio Zuloaga La víctima de la fiesta(1910). Ambas obras, original y pastiche, se muestran aquí por primera vez juntas.


Los homenajes a la historia de la pintura y a los pintores se suceden a lo largo de la exposición, como es el caso de La lucha de Jacob y el ángel (2011-2012) inspirados en el gran mural de Delacroix para la iglesia de Saint-Sulpice de París; Cordero místico (2008) versión a tamaño natural del célebre políptico de Gante de los hermanos Van Eyck; o sus particulares homenajes a Van Gogh –Van Gogh sur le billard d´Auvers-sur-Oise (2016-2017)– y al pintor suizo Ferdinand Hodler –Ferdinand Hodler et son modèle (2016)– .
El Unicornio de Laciana
Finalmente, la exposición presenta en la sala BBK una amplia selección de las esculturas realizadas por Arroyo durante los últimos años. Se trata de piezas, como el Unicornio de Laciana  (1999) con la que se inaugura el recorrido, creadas en plena naturaleza con distintos materiales (troncos, bloques de piedra) procedentes del valle leonés de Laciana, donde el artista fijó su residencia estival tras su regreso a España a finales de los años setenta.
Entre las obras que completarán la exposición destacan Autorretrato (2011), El rapto de Europa (2014), Poissonnière (2015), La vie à l´envers. Paimio. Homenaje a Alvar Aalto(2016), Gerónimo / Cyrano de Bergerac (2016), Arthur Quiller - Couch dit Q. What odds?(2016) o Sylvia Beach fête la publication d´Ulysse dans la cuisine d´Adrienne Monnier (2016).

Se acerca  al arte pop norteamericano e inglés


Un video de algunas de sus obras 

La información la recogí de internet en esta página. Si queréis ver  más  sobre  este  pintor os pongo un enlace: 
https://www.google.es/search?q=eduardo+arroyo+obras&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwjW5eCQlfTZAhVKvRQKHaZ-BR 
La muerte de Van Gogh

Nos dio tiempo de ver la exposición de Goya  pero esta la pondré en otro post.






jueves, 15 de marzo de 2018

Exposición en el Guggenheim Arte y Espacio

Mañana viernes vamos con la escuela de dibujo a visitar esta exposición al Guggenheim de Bilbao. Os adelanto lo que  vamos a visitar. Os pongo un enlace, copia y pegar  para  poder  ver el video:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-sala/sala-guggenheim-arte-espacio/4458680/




Una interconexión de ideas cruzadas en torno al espacio para expresar que "el pensamiento artístico es una investigación colectiva", señala Cirauqui, que añade que las confluencias se expresan a través de elementos claves como "la suspensión, la perforación, la ingravidez y el dibujo espacializado", entre otros.

El grueso de la selección toma como matriz esculturas de diferentes tamaños y temáticas, pero también exhibe numerosas pinturas que se adentran en un interesante terreno tridimensional.

La iniciativa constituye una relectura de la historia de la abstracción a través del tiempo, donde pasado y presente se dan la mano en una celebración del lugar y de la arquitectura.

La obra de arte se adueña del espacio

El arte y el espacio muestra obras de Eduardo Chillida realizadas en 1969, y pivota antes y después de esta fecha de referencia, a raíz de la relación que mantuvo con Heidegger y sus reflexiones en torno a la producción de un espacio y su desalojo, fruto de la cual el artista guipuzcoano invitó al filósofo alemán a escribir sus teorías sobre unas planchas de piedra que luego fueron utilizadas para imprimir el libro, y que el público puede observar en el corazón del museo.

El libro de Heidegger y Chillida junto con la llegada del hombre a la luna y el estreno de la película 2001: Odisea en el espacio elevaron el espacio como elemento de investigación cultural de primer orden en los postreros años 60.

La sala 205 de la pinacoteca bilbaína está consagrada a la exploración en profundidad de esta tendencia. Sitúa en primer plano las obras de Chillida y Jorge Oteiza-puntales de la modernidad vasca- a las que se suma el trabajo de pioneros entre los que destacan las pinturas de Lucio Fontana, fundador del movimiento espacialista o piezas tardías de Naum Gabo, figura esencial del Constructivismo.

La exposición trata de mostrar de manera "muy sensorial" la experimentación del pensamiento con "ideas desafiantes" relativas a la concepción del espacio común, explica el comisario.



Otros artistas que figuran en este muestra son Anthony Caro, Eva Hesse, la brasileña Anna María Maiolino, Gordon Matta-Clark, Lawrence Weiner, Alyson Shotz y el mexicano Damian Ortega y su impactante obra formada por un Volkswagewn del 89 totalmente despiezado y suspendido del techo [Ver la imagen que encabeza la noticia].



Entre los creadores locales y nacionales figuran Cristina Iglesias, Pablo Palazuelo, Susana Solano, Asier Mendizabal, Prudencio Irazabal, Sergio Prego, Iván Navarro y María Elena González, entre otros.


La ambigüedad intrínseca al espacio y sus mutaciones también ocupan parte del recorrido. Un camino poco ortodoxo en el que el visitante también puede acercarse al concepto de espacio vacío y a la doctrina del atomismo promovida por filósofos griegos como Epicuro.

Ana Belén García



El arte y el espacio
Martin Heidegger




La Cátedra Jorge Oteiza de la Universidad Pública de Navarra inaugura su colección de “Cuadernos” con esta edición de dos ensayos de Heidegger, de honda relevancia para la estética contemporánea y, en particular, para la escultura vasca de la postguerra. El primero de ellos fue leído por Heidegger en la Galería Erker de St. Gallen en 1964, con motivo de una exposición de la obra del escultor figurativo Bernhard Heiliger, y permaneció inédito hasta 1996. No obstante, en 1969 Heidegger publicó un resumen de esta conferencia bajo el título de El arte y el espacio, presentándolo como fruto de su colaboración con Eduardo Chillida, a quien dedicó el texto.


En ambos escritos, Heidegger contrapone el proceder del artista plástico a la mera planificación de espacios que dicta la razón técnica moderna. El arte no ha lugar en este mundo fuertemente tecnologizado. Pero da lugares, recrea espacios al acoger un vacío que nunca puede ser encerrado y domeñado. Es ese aire que acaricia El Peine de los Vientos donostiarra, lo que parece esculpir el arte de Chillida, expresando en la resistencia de los materiales ante la obra manual una conjunción más íntima de hombre y mundo.

Prolongando consideraciones de su Arte público y espacio político (2001), Félix Duque escribe una eficaz introducción a estos dos ensayos y añade un útil aparato crítico de notas a la versión castellana de Mercedes Sarabia, quien logra dotar de claridad las no siempre fáciles fórmulaciones heideggerianas. Con la traducción de estos textos por primera vez al euskera, Pedro Zabaleta completa la labor de una cuidada edición, que merece la pena atender.

"Tendríamos que aprender a reconocer que las cosas mismas son los lugares y que no se limitan a pertenecer a un lugar”. La máxima corresponde al filósofo Martin Heidegger y está recogida en El arte y el espacio, el libro fruto de la colaboración entre el artista Eduardo Chillida y el pensador alemán en 1969.

La publicación, que se basa en un ensayo que Heidegger dedicó al escultor vasco, es el "punto cardinal de orientación" de la "ambiciosa y arriesgada" exposición homónima con la que el Guggenheim de Bilbao bucea en conceptos como el lugar, la presencia de las cosas o la relación entre el arte y la ciencia, según explica a RTVE.es su comisario, Manuel Cirauqui.

En esta exploración estética, que agrupa un centenar de trabajos, la singularidad del imponente edificio diseñado por Frank Gehry, con sus característicos volúmenes, recovecos y ángulos oblicuos, es un elemento activo más.

En sus entrañas, fluye el diálogo entre el espacio y sus propias obras, a las que se han sumado importantes piezas procedentes de colecciones internacionales. El itinerario, que no sigue una cronología lineal si no más bien "una sincronía", mezcla trabajos muy diversos de artistas célebres con otros cuyos nombres son menos conocidos para el gran público, y que muestran obras muy recientes
en el tiempo.
Manuel Barrios