Queríamos visitar la Sierra de Cazorla y disfrutar de la naturaleza.
Reservamos un hotel que estaba situado a la salida del pueblo. Llegamos a media
tarde. Recorrimos las estancias y lo que nos ofrecía entorno del hotel. Nos
instalamos en la habitación. Desde la terraza se divisaba el impresionante y
maravillosos paisaje de las montañas repletas de olivares en todo el
contorno.
Se hizo de noche, decidimos pasear sin alejarnos del hotel hasta la hora de
la cena. A la entrada de comedores nos recibió el metre, nos indicó
el comedor y la mesa a sentarnos. Era un comedor pequeño muy acogedor. Nos
sentamos hasta que nos sirvieron la cena. De fondo se escuchaba música suave
que invitaba al relax. En el recinto de al lado hay un comedor mayor. Allí se
instalaron los grupos más grandes.
Después de cenar antes de subir a la habitación, fuimos a dar un paseo
hasta llegar al centro del pueblo. A la derecha de la carretera hay una
desviación con una cuesta que va hacia el castillo. De repente vi una nave
que llegó desde el cielo y se posó detrás del castillo. Emitiendo unos
destellos de luz muy potente.
—Has visto que iluminado está el castillo -me dijo Pepe.
—Yo he visto como una nave que se posó allá arriba. ¡Anda, que imaginación
tienes! Me contestó.
Desde el final de la cuesta, bajaba un grupo de gente que tenía un aspecto
muy extraño.
Estábamos cansados del viaje, decidimos regresar al hotel y nos fuimos a
descansar.
A media noche no podía dormir, me asomé al balcón. Visualicé otra nave más
grande que la que vi posarse tras del castillo que bajaba en
vertical. Esta se posó entre los olivares. Me asusté y llamé a mi marido:
—Mira Pepe otra nave y con esa luz tan brillante, está entre los olivares.
—¡Anda, duerme, estarás soñando! -No me hizo ni caso.
Por la mañana temprano nos despertaron los silbidos y el murmullo de la gente.
Un grupo grande siempre hace más ruido en una excursión, pensé. Después de
ducharnos bajamos al comedor a desayunar, el camarero nos indicó el comedor
pequeño y nos dijo:
—Pueden coger del otro comedor lo que les apetezca del buffet. De
momento está vacío, pronto llegará el grupo grande y sería difícil acceder a
las cafeteras y los alimentos. No dejen que se lleven nadie de este comedor;
ni las aceitunas, ni las aceiteras, que se beben todo el aceite.
De nuevo escuchamos ruidos, gritos, silbidos y murmullos que venían del
comedor de al lado. Preguntamos al camarero que pasaba, nos dijo:
—Es un grupo grande que habla otro idioma.
Cogimos nuestras mochilas y con un guía y un grupo pequeño visitamos el
pueblo y subimos al castillo. Allí nos cruzamos con otro grupo mal encarado;
tenían mal aspecto, demacrados de color verdoso, con arrugas muy marcadas, los
ojos deformes y por orejas trompetillas.
—¿No te parecen raros estos extranjeros?- Le pregunté a mi marido.
—Dado hoy que las modas son diversas, no debemos extrañarnos de la
apariencia. -Me dijo.
Subiendo las escaleras de caracol de la torre del castillo, bajaba una señora
que enfadada, se quejaba:
—No hay derecho nos tratan como a borregos parecemos números en vez de
personas hoy en día.
Con el guía recorrimos el castillo. Escuchamos atentamente la historia
muy interesante de los antepasados que habitaron el castillo. Nos mostró
unas tumbas de templarios que allí estaban enterrados.
Terminamos la visita y bajando la cuesta, nos
encontramos con la señora que anteriormente se cruzó con nosotros que se
quejaba. Estaba asustada y enfadada. Nos contó que en su hotel pasaba algo
anormal. Afirmó:
—Estamos sometidos a un horario que no nos da tiempo ni a comer, ni hacer
nada. No nos dejan reposar ni cinco minutos. Nos
meten prisa para despejar el comedor y nos dicen que nos vayamos a nuestra
habitación. El grupo que entra después, se suben por las paredes dando
saltos. En el comedor, lo primero que se gasta es el aceite de oliva, se
lo beben. Estamos sometidos a un estrés tremendo. Le pregunté:
—¿En qué hotel se aloja?
—En el Hotel Sierra de Cazorla.
—Es el mismo que nos alojamos nosotros, y se descansa muy bien. Solo hay un
grupo grande de turistas extranjeros que hablan extraño. Le dijo mi marido.
—¡Extranjeros, yo diría marcianos! Nos vamos inmediatamente de allí. -Le
comentó.
Regresamos al hotel a la hora de la cenar. De nuevo en el comedor de al lado se
oía los mismos silbidos, murmullos y gritos. Cenamos incómodos por la
incertidumbre, y lo que nos contó la señora. Le pregunté al camarero:
—¿Qué pasa en el otro comedor? hay ruidos y voces extrañas.
—Hay tres grupos y son extranjeros, hablan idiomas distintos.
—¿No serán marcianos verdad?-No contestó.
Nos subimos a la habitación a dormir. La noche era oscura y hacía más frío.
Desde el balcón miré hacia el castillo alumbrado, vi a esos seres extraños arrastrando
unos olivos, daban grandes saltos subiendo en vertical al castillo,
los introdujeron en una especie de óvalo con mucha luz. De pronto varias naves brillantes salieron de la torre dejando destellos y
desaparecieron en el cielo.
Los marcianos vinieron de turismo a conocer la Tierra y la naturaleza en La
Sierra de Cazorla. De recuerdo se llevaron unos olivos. Les gustó tanto el
oro verde, que los llevaron para cultivar en Marte.
900 palabras
Un turismo galáctico, qué bueno. Igual sería así, como nuestros viajes con visitas turísticas programadas al minuto :-)
ResponderEliminarUn abrazo y cuidate, kelso extraterrestres, sin vienen, nos pillen sanos :-)
Espero que si llegan solo venga para poder recoger cosas que les beneficie y no nos traigan virus como el que tenemos en este momento. Un abrazo.
EliminarMuchísima suerte en el concurso, me ha encantado el relato, es muy original.
ResponderEliminarFeliz jueves.
Bueno Marigem, lo importante es participar es muy difícil competir con los compañeros que son estupendos escribiendo.¡Cuidate! Un abrazo.
ResponderEliminarHay muchos testimonios sobre encuentros con extraterrestres. Tu simpática historia nos propone una original visita de marcianos clásicos, que se llevan olivos en vez de humanos, después de camuflaje sé cómo turistas. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Mamen.
ResponderEliminarPaco, es lo que se me ocurrió para hablar sobre marcianos. Una anécdota simpática para estos días que corren. Un abrazo.
EliminarMucha suerte, Mamen. Original y divertido.
ResponderEliminarMarta mi suerte es poder participar en este concurso y poder leer a todos los participantes que son excelentes escritores como tu. Un abrazo.
EliminarInteligentes marcianos que antes de llevarse humanos no demasiado espabilados prefieren la maravilla del oro verde. Me ha encantado Mamen, creo que es muy original y está contado con mucha gracia. Un abrazo y suerte en el concurso.
ResponderEliminarJuani, muchas gracias, hay que salirse de los clásicos marcianos que se llevan humanos para experimentar. Y venir de vacaciones a la Tierra, fue para ellos una distracción y como turistas se llevaron lo que más les gustó. El oro verde. Un abrazo.
EliminarUn relato fuera de lo común, muy original. Buena narrativa. Saludos desde Venezuela.
ResponderEliminarRaquel original no se, pero distinto a los que han escrito mis compañeros. Como sois estupendos todos y yo orgullosa de participar con tan grandes escritores. Un abrazo.
EliminarHola Mª Carmen.
ResponderEliminarPues yo creía que eran japoneses, chinos o coreanos, porque es lo que suelen hacer cuando los ves en las visitas turísticas: llegan atropelladamente, se hacen la foto, se compran cualquier cosa y se largan. Un relato lineal y una experiencia casi mística aunque el marido mi se entera.
Saludos.
Si, el marido al despiste. Y los marcianos haciendo turismo como acostumbramos a ver a los japoneses o chinos jajaja. Me alegro que te gustara. Un abrazo.
EliminarMe ha resultado súper simpático tu relato de los marcianos con todo su libre albedrío, la señora que no se le escapa detalle de lo que ocurría a su alrededor y el marido ─cómo no─ que no se entera de lo que no le interesa. El aceite de oliva, todo un valor añadido.
ResponderEliminarUna duda que tengo es si es que al decir «No mostró unas tumbas», realmente es que no las mostró o sería "NOS mostró"?, te lo pregunto porque asocié mientras leía, esa negativa a enseñar las tumbas con la visita de los marcianos, como si se hubieran llevado los cadáveres, o algo.
Bajo mi humilde punto de vista, me llama la atención la estructura de esta idea encerrada en dos oraciones: «Dieron grandes saltos y subiendo en vertical al castillo. Los introdujeron en una especie de óvalo con mucha luz». Entre estas oraciones, creo que sería mejor cambiar el punto por una coma, si no, también podría ser en la primer frase quitar la conjunción "y". Con cualquiera de estas dos opciones creo que quedaría más clara la idea.
El punto del final.
Mucha suerte en el Tintero y un abrazo fuerte.
Muchas gracias Carla por tus correcciones. Ahora voy a corregir. Siempre quiero dejar los relatos a la máxima de palabras y al retocarlo se me escapan erratas, que no me molestan que me las corrijas, al contrario, te lo agradezco de corazón. Un abrazo.
ResponderEliminarQué simpático tu relato, Mamen. Está a medio camino entre la ciencia ficción, el humor y el terror. Te aseguro que imaginando las escenas y poniéndome en el lugar de los protagonistas, he pasado algo de miedo. No sé si yo hubiera permanecido tan tranquila ante los extraños visitantes del hotel...
ResponderEliminarMuy divertido, me ha gustado mucho, sobre todo porque derrocha imaginación. Y lo del aceite, ¡un punto! jajajjaa.
Un abrazo y mucha suerte en el concurso.
Julia, bienvenida de nuevo a este mundo bloguero. Me gusta que aprecies que tiene un poco de humor, una mezcla irónica de como es el comportamiento de los turistas. Si el aceite un puntito. Un abrazo.
EliminarUna crónica “marciana” en toda regla. Cumple en su estructura con la premisa de Ray Bradbury, situaciones próximas, familiares u ordinarias con protagonistas extraordinarias. Buen trabajo. Gracias
ResponderEliminarBarry muchas gracias que aprecies mi trabajo. Un abrazo.
EliminarMenos mal que stoy confinado y no uedo ir, aunque quisiera, a la sierra de Cazorla, je,je.
ResponderEliminarAunque yo creo que los marcianos están en todas partes.
Un abrazo.
Imagínate ahora por donde pueden estar los marcianos haciendo de las suyas. Un abrazo.
EliminarDivertidísimo CIFI con un encuentro extraterrestre por parte del matrimonio protagonista y todas las peripecias que rodean este suceso tan singular durante su visita a la Sierra de Cazorla.
ResponderEliminarParece que los aliens eran unos importantes consumidores de aceite de oliva, lo mismo que los chinos y japoneses, a los que también les gusta llevarse de España los esquejes de olivos
de Jaén.
Mucha suerte en El Tintero.
Un abrazo, Mamen.
Muchas gracias Estrella, El tintero ya sabes que hay grandes escritores entre los que te encuentras y tenéis muchas más posibilidades que yo. Me conformo con participar. Un abrazo.
Eliminar¡Vaya tela, Mamen! Se ve que los marcianos, cuando están de vacaciones, se comportan como un grupo de adolescentes en viaje de fin de curso o como un grupo del IMSERSO. Je, je, je.
ResponderEliminar¿Y qué me dices de ese Pepe? Hay que tener horchata en vez de sangre en las venas para comportarse de manera tan pachorra.
Un abrazo y cuídate.
Es un marido muy tranquilo que todo lo ve en positivo. Un abrazo.¡En casa es donde estamos mejor!
EliminarSimpático tu relato Mamen, mucha suerte.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias Conchi, un poco de humor para estos días tan raros. Un abrazo.
EliminarQue buen relato,bueno seran marcianos pero no tontos eh? fijate que eligieron el aceite, elixir, si los hay. Que felicidad leerte guapa Vasca, imagina a mis 88 años en mi piso, solo a la espera de hablar con mis hijos, nietos por el movil, leyendo, cocinando y disfrutar de tu blog.Todo mi cariño y rezos para todos los seres.Abrazozozozozozozoz.....
ResponderEliminar¡Cuídate, Anamaria! todos estamos confinados y nosotros solo estamos dos. Se pasa lo mejor que se puede, yo entre pintar y coser, leer, y escribir se me va pasando el tiempo. Un abrazo.
EliminarJajaja,... veo que el confinamiento tiene, al fin y al cabo, algo de bueno,... aguza el ingenio y despierta la imaginación.
ResponderEliminarCuídate!
Jajaja, un poco de humor para estos días de confinamiento, hecho de menos mis viajes. Un abrazo.
EliminarUna visita marciana en clave de humor, parece que los extraterrestres tienen en común con nosotros que son un tanto ruidosos. Además les gusta el aceite de oliva, y es que cuando se descubre la dieta mediterránea ya no se quiere comer otra cosa. Un relato muy ameno y divertido, Mamen. Suerte en el Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarCuantos turistas son marcianos en su comportamiento. Y fueron listos se llevaron uno de los productos estrella de Andalucia. Un abrazo.
EliminarEs que los turistas vengan de donde vengan se llevan botellitas de aceite de oliva. estos son más exagerados y se llevan los olivos directamente ¿Pero alguien les enseñará el proceso para extraer de las aceitunas el oro líquido?
ResponderEliminarUn abrazo y suerte con el tintero.
Estos quisieron llevarse los olivos para plantar en Marte. Quien sabe si nos hacen la competencia. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mamen! Muy divertida la situación que planteas en tu relato. Por cierto, no se me ocurre mejor publicidad para nuestro inestimable aceite de oliva. Me ha gustado tu historia, muy original. Mucha suerte y un abrazo. ¡Cuídate!
ResponderEliminarBeri, cuidarnos es debemos hacer. Pues mira se podría hacer publicidad de algo parecido para vender aceite. Un abrazo.
EliminarJajaja! Un divertido relato, Mamen. Me queda una intriga... será que los marcianos son verdes porque comen muchas olivas?
ResponderEliminarUn abrazo
Pues no lo sé , quizás que hayan descubierto este oro verde y seguramente les beneficia su estética y salud. Hay que imaginárselo. Un abrazo.
EliminarHola Mamem. Lo primero, que foto más graciosa y apropiada para tu relato.
ResponderEliminarComo siempre, ya es una tónica en ti, ambientas en relato en un soporte real (la Sierra de Cazorla)
Me ha encantado la diferencia de carácter de la pareja. La mujer ve naves donde el marido ve luces.
Jeje, gente rara dices… por orejas trompetillas.
Por aquí en Canarias también hay marcianos, son rubios, usan chanclas con calcetines y beben cerveza.
Un simpático relato, que con la que está cayendo se agradece Mamem.
Y saliéndonos del tema Marcianos, he pensado en tí estos días, creo recordar que trabajabas en una residencia de mayores, supongo que te afectará personalmente que sean los ancianos los primeros que caigan, tus colegas, y esas residencias cerradas... Lo siento muchísimo, por ellos y por sus cuidadores. ¡ÁNIMO!
Me alegro que te haya gustado el relato, es lo que se me ocurrió. Ando bloqueada por lo del virus. Me pilla este virus en casa. Estoy de baja por problemas en la espalda. Acudía a rehabilitación y lo suspendieron todo. El día 26 me daban el alta, pero mi médico ha considerado que no debo de ir a trabajar por el riesgo que tengo con mis bronquios crónicos. Estoy al tanto de lo que pasa en mi trabajo y la verdad es que allí también ha llegado el virus. El enfermero jefe se contagió con un familiar cercano y el día 18 sin saberse contagiado fue al trabajo. Allí se le hizo pruebas a los ancianos que él ese día estuvo en contacto con ellos 10 de ellos dieron positivo 2 ancianas. De mis compañeras tiene fiebre 3 que están en casa. Desde hoy les están llamando para hacernos las pruebas. Así que yo me siento mal por no poder ayudarles, y en su defecto les estoy cosiendo mascarillas que si les valen les haré a todas. Mañana las van a probar. A Ver si mientras le llevan los Epis y mascarillas para todas que no tienen. Gracias por preocuparte. Un abrazo.
EliminarNo son tontos estos marcianos, qué mejor souvenir que ¡el oro verde!
ResponderEliminarEn estos días se agradece aún más el humor.
Besos y mucha salud
Es mejor tener humor que ya con los días que tenemos ya estamos todos acojonados. Un abrazo
EliminarMuy divertido tu relato Mamen, es fácil imaginar todo el escenario lo cuentas con todo lujo de detalles. Quien sabe si en algún tiempo no muy lejano podrán venir a por nuestro oro negro de otras galaxias.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte en el concurso.
Puri
Muchas gracias Puri, esperemos que algún día el oro verde se cotice mucho en todo el mundo, pero yo no tengo esperanzas. Lo importante es participar. Un abrazo,
ResponderEliminarHola Mamen
ResponderEliminartotalmente de acuerdo con esos marcianos, no hay mejor souvenir que un olivo!
He disfrutado leyendo, esa pareja en la que el marido no se cree nada de lo que dice su mujer...
Enhorabuena y abrazos
Gracias Paola, cada relato es un regalo en estos días de confinamiento.Un abrazo.
EliminarQué buena historia la que nos traes, Mamen. Con esa frescura y naturalidad que te caracteriza nos la haces vivir y a veces con tensión porque mi imaginación que se adelanta a lo que lee ya veía el enfrentamiento y la lucha de poder. Afortunadamente fueron unos turistas que supieron captar la riqueza y lo saludable del oro verde de esas tierras, Lo de arrancar los olivos centenarios para llevarlos, se merece su punto de crítica, por lo que supone de atentado a la naturaleza.
ResponderEliminar¡Felicidades y suerte en El Tintero!
Pues si que es un atentado, pero si lo llevan a Marte y los plantan tendrán aceitunas y aceite y quien sabe si más. Un abrazo.
ResponderEliminarUn modo original de mostrarnos una historia marciana. Divertida y sobre todo ingeniosa. Hasta los marcianos saben valorar el oro verde. Suerte en el Tintero, Mamen. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Carmen, un poco de humor para estos tiempos tan tediosos. Un abrazo.
EliminarAl ver la imagen y comenzar a leer pensé que se trataba de una excursión de las que a veces nos cuentas. Luego me he reído de lo lindo imaginando las escenas, y hasta los marcianitos, que vaya con ellos, mira que llevarse unos olivos jajaja. Pero no me extraña.
ResponderEliminarUn relato divertido, en el que no te faltó toques de humor y suspense.
Un abrazo, Mamen, y suerte en el concurso.
Mila pues el relato es sacado de uno de mis viajes. La foto del marciano fue me la hicieron el el Corte Ingles, en una promoción para niños. Un abrazo.
EliminarMe alegro que ese viaje te sirviera también de inspiración.
EliminarOtro abrazo, Mamen.
Mucha gracias Mila
EliminarAhí, mi Mamen, como me he reído cuando he visto los olivos arrastrados por los escalones del castillo de Cazorla (que lo conozco) y salir girando en los platillos volantes. Y solo tú podías encabezar la historia con el marciano "orejas de trompeta". Y esa protagonista intentando convencer al marido de lo que está viendo y el cónyuge pasando de ella. Cuántos hay de esos consortes que no hacen caso en los viajes, y al final no ven "ná" se lo pierden "tó" jaja. Gracias por ser como eres, tan fresca como una hoja de laurel en un amanecer, si lo prefieres como un peonía jeje. Un abrazo y salud compañera.
ResponderEliminarMuchas gracias Emerencia por tus palabras tan majas hacia mi. Hay que romper con estos tristes tiempos con un poco de humor. Y sin dejar de reflejar uno de mis viajes. Un abrazo.
EliminarTe vi por el blog de Mila Gomez y la curiosidad me trajo hasta aquí. El humor nos hace falta hoy en día. Te sigo. Si tienes tiempo pasa por mi blog un día de estos. Siempre tengo nuevas frases para compartir. Un caluroso saludo desde la Ciudad De Miami.
ResponderEliminarBienvenida a mi blog, intentaré seguirte. Un abrazo.
EliminarHola, Mamen. Aparezco por aquí después de unos meses sin hacerlo. ¡Qué imaginación, compañera! Me has hecho sonreír con tu particular estilo, entrañable y desenfadado. Se me ocurre que para una posible continuación, bien podrían intentar llevarse esos marcianos una piara de cerdos, porque después de nuestro exquisito aceite de oliva, ¡¡¡donde esté un buen jamón...!!! Je, je, je.
ResponderEliminarTe deseo suerte en el concurso y te envío un fuerte abrazo, virtual, que no conlleva riesgo alguno en estos tiempos de zozobra.
Inaginate si los marcianos probaran el jamón, jajajaja. Que un poco de humor para estos tiempos de zozobra, no nos falte. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerida Mamen,
ResponderEliminarEl relato está la mar de chulo. Te deseo mucha suerte en esta nueva edición de El Tintero de Oro. Aprovecho, además, para enviaros un gran beso. Espero que esteis todos bien. Cuidaros mucho.
Estamos todos bien, esperemos que sigamos así. ¡Yo me quedo en casa! me ha pillado de baja y como soy persona de riesgo sigo de baja. El relato es para el tintero, pero ya sabes que hay grandes, muy grandes. Yo me conformo con participar. Un abrazo.
EliminarQué gracia Mamen! Me he reído con esos marcianos secuestrando los olivos. Un argumento original que daría para una saga de historias entretenidas. El texto se lee de un tirón y te arranca una sonrisa al final.
ResponderEliminarUn abrazo y cuidate
Muchas gracias Araceli, me alegro de que te haya gustado. Alguien me sugirió que para otra vez se lleven dos cerditos por eso del jamón. Un abrazo.
EliminarUna historia muy divertida, los marcianos fueron listos llevándose los olivos, el aceite gusta a todos hasta a los extraterrestres.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues si, que pobres los que usan mantequilla en vez de aceite. Los marcianos fueron listos. Un abrazo.
EliminarUna historia muy divertida, Mamen. No todos los seres saben hacer turismo, se ve que en otros planetas son más mal educados que aquí...que ya es decir. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHay que traer humor en estos tiempos de zozobra. Mal lugares de educados los hay en todos los sitios de vacaciones, solo hay que fijarse en los buffets, que muchos se llenan los platos de comida que después no consumen y lo dejan en le plato inservible. Un abrazo.
EliminarHola, Mamen. Un relato muy simpático y original. A mi juicio, aquí te has superado respecto de tus otros escritos. Unrelato claro, correcto y...alegre. Buena suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias Beba, no se si lo he escrito bien, pero he querido transmitir humor en estos tiempo de confinamiento. Un abrazo.
EliminarDesde luego no se puede decir que los marcianos sean tontos, eligen un lugar precioso como la Sierra de Cazorla y se llevan esos olivos para fabricar su oro verde. Un original y simpático relato. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarMuchas gracias José, suerte ya tengo de poder participar. Tu esta vez no te he visto participar, pero siempre llegas al podium cuando lo haces. Un abrazo.
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