viernes, 29 de julio de 2022

Recetas de cocina: Bavarois de piña

Esta vez os hago un postre fresco para una comida familiar en un día de calor. 

           

Ingredientes: 

Un bote de piña de medio kilo.

4 hojas de gelatina neutra.

200 ml de nata para montar.

5 cucharadas de leche condensada.

2 chucharas de azúcar.

1 limón.


Preparación:

En el molde donde se va a cuajar el bavarois, se puede poner azúcar, se hace el caramelo Cuando se enfríe, se colocan la piña en rodajas.

Después se mete las gelatinas en un poco de agua para que se ablanden. Se tritura en resto de la piña. 

Se calienta el resto del líquido de la piña con el zumo de limón. Sin que hierba. Se ponen las hojas de gelatina para disolver.

Se deja enfriar y se mezcla con la piña triturada.

En un bol se bate la nata con las 5 cucharadas de leche condensada y con el azúcar. 


Una vez se monta la nata y se mezcla con el resto con movimientos envolvente. Se echa en el molde donde se lleva a cuajar en el frigorífico. Yo lo tengo toda la noche.





¡¡Espero que lo hagáis y os guste!!

miércoles, 27 de julio de 2022

Fiestas de Santiago de Ermua 2022

Después de dos años de pandemia sin fiestas en Ermua este año se celebran. Estamos de fiestas en Ermua. El día 23 fuimos al concierto de  la oreja de Van Gogh en la plaza de San Pelayo. La temperatura era muy bueno y había mucha gente. Pudimos ir y volver en tren nocturno. El concierto comenzó  sobre las 23:30 h. y volvimos después en el tren de las 2:00 h.


Con la magnífica voz de Leire al frente, Pablo Benegas (guitarra), Xabi San Martín (teclados), Álvaro Fuentes (bajo) y Hariz Garde (batería): La Oreja de Van Gogh publicó en 2008 A las cinco en el Astoria, que consiguió doble platino y cuatro nº1 en España


No cabía un alfiler en toda la plaza.


Fue divertido aunque el sonido se escapaba y a veces se oía mal donde nosotros estábamos.
 
Vídeo grabado en directo por mi.


El día 24 fuimos al chupinazo y ver el desfile de cuadrillas y ver como se mojaban. Le echaban agua desde los balcones en las calles donde pasaban. 

El chupinazo lo echaron esta cuadro deportistas de Ermua.

No puedo de momento poner  el vídeo del chupinazo de las fiestas de Ermua. En cuanto pueda lo pondré. 


Por la mediodía Sardinas y concurso de paellas.

El alcalde preparando la paella de su cuadrilla

Los Brincos.

El broche de oro del final de las fiestas  actuaron los Brincos  después del castillo de fuegos artificiales.


lunes, 25 de julio de 2022

ARRUGAS EN LA SABANA " La Nochebuena " III entrega del 15º Cp.

                         

— ¡Feliz Nochebuena! ¡Pásalo bien!

— ¡Sí! Pasadlo bien todos y sobre todo tú, Rosa-

Salvador se ha dirigido agitando un lápiz en la mano a su compañera de redacción.

—¡Que pasado mañana tiene guardia...!

La joven periodista, que aparenta la treintena de años, cubre parcialmente la cabeza con un gorro de lana marrón desde el que permite descubrir un mechón de flequillo pelirrojo sobre la frente surcada por un mohín de contrariedad.

— Eres un encanto Salva, Dios te ha dado el don de la oportunidad-
Espeta a su interlocutor mientras recoge el bolso y unas cuartillas mecanografiadas. Le saca la lengua por toda despedida y de un suave portazo abandona la oficina.

Salvador ojea el teletipo antes de desenchufarlo en tanto se viste la prenda de abrigo. La pantalla repite las intrascendentes noticias que ha presidido toda la jornada. Baja las persianas de las cristaleras y apaga las luces.

Encogido por el frío camina por una calle iluminada por decenas de estrellas, cirios y símbolos del pentagrama que rivalizan en alegre policromía con la negrura del avanzado atardecer. 
Acaba de entrar en una cabina telefónica en cuyo aparato deposita un par de monedas. A punto de iniciar el tecleo de la serie numérica golpea el interruptor, permanece pensativo unos segundos y sale sin recoger el dinero. La llamada no se realizó.

Fiel a su hábito de paseo, sean cual sean las condiciones térmicas o atmosféricas, emprende una rápida marcha por el itinerario habitual.
Tan incuestionable como que las caminatas le ayudan a mantenerse en una aceptable forma física, es el balsámico efecto que ejerce sobre su espíritu el encuentro consigo mismo por medio de sus pensamientos, gozosos unos, elocuentes otras, no pocos contradictorios y casi todos, sea cual sea la calificación, convergentes en Carmina y el claro punto de inflexión de sus relaciones cuando unos meses atrás el coche en el que viajaban sin rumbo fijo dejó atrás la ciudad y parados en el polvoriento recodo de una carretera apenas transitada, estrecharon sus cuerpos en un abrazo sin condiciones al tiempo que sus labios sellaron con pasión el amor que hasta ese instante se resistía a descorrer el velo de la pudibundez convencional. Quizá sea ese el único sentimiento que, entendido como motor de todos los demás y fin en sí mismo, justifique casi todos los medios. 


— ¡Aita, que no te enteras...! ¡Te he pedido el platillo de jamón y me pasas la jarra de agua, antes te he preguntado tres veces si habías visto mi servilleta y me entregas las croquetas de tu plato... ¡Joder, aita, baja ya de las nubes que estamos cenando en el comedor...! Sonríe con sarcasmo su hijo menor.

— Té extrañas, que entre que habláis todos a la vez y el sonido del televisor no llego a entender nada de lo que me dices...

Intenta salir del paso el periodista sin la más mínima convicción. Así pues, antes de que la silenciosa pero a la vez encantadora mirada de su mujer alcance el nivel de sospecha reservado a la intuición femenina, se forja el firme propósito de concentrarse en la familiar cena de Nochebuena hasta que el turrón, los licores y cánticos establecen la frontera entre el condumio y la no menos tradicional partida de cartas. Salvador ha esperado este momento con ansiedad. La familia conoce bien la escasa afición a los naipes, si se exceptúa el juego de mus con los amigos en la sociedad, de modo que sus excusas no intuyen en la demasía. Llega a su casa un poco antes de cenar con su familia.

    Mesa de  Nochebuena
      
— Familia yo he aportado ya mi colaboración en estas tres jugadas, pero después de lo que he comido no me vendría mal un pequeño paseo en el frescor de la noche. Regresaré pronto. Venga chavales, a ver si despellejáis a la madre y a la abuela. Sólo éstas responden a su despedida sin levantar la vista de las cartas que ordenan cuidadosamente. 
La noche es gélida. El cielo muestra un encapotamiento grisáceo como el acero, premonitorio de una copiosa nevada. Las calles desiertas mantienen el acogedor colorido de la iluminación navideña. Salvador abre la puerta de su coche aparcado en la cuesta de una callejuela que dista una manzana de su domicilio.


El automóvil se dirige a las afueras de la ciudad. Aborda la carretera general y a los pocos minutos se detiene en una localidad separada de la suya, por sólo un par de kilómetros. Ha aparcado en lugar prohibido por propiedad privada y es que tampoco aquí resulta tarea sencilla buscar un lugar adecuado para dejar el coche, pero, sobre todo, ha aparcado ahí porque desde ese lugar puede contemplar las ventanas de la vivienda de su amada.
El salto de un gato sobre los contenedores de basura o el sordo eco de alguna canción entonada en familia tras las ventanas cerradas de las casas, enturbian a intervalos el recolecto silencio de la medianoche.

Salvador apaga las luces del vehículo, baja la ventanilla hasta dejar abierta una pequeña ranura y enciende un cigarrillo sin apartar la mirada ni un sólo instante de uno de los ventanales con la persiana bajada del piso alto de muro gris de las viviendas.

Conecta la radio en el instante en que una emisora difunde las notas del popular villancico Noche de Paz, Noche de Amor. Aplasta contra el cenicero el cigarrillo que enrarece el aire y abre la ventanilla hasta abajo.

— No es posible una noche de amor sin Carmina a mi lado-

Musita al tiempo que gira el dial de la radio hasta detenerlo en un espacio cultural donde una grave voz masculina alecciona acerca del interés antropológico de las canciones navideñas del África subsahariana. Sin excederse en la somnolienta explicación, comienza a sonar una exótica melodía en la voz solista:

¡Tanaforeeee ono mooñe, ikoooo onoloniiii!

al que sigue un coro acompañado del son de tambores

¡Tanaforeeee ooooono moñe, iiiiko oooooonoloñi!

Sin apartar la vista de los altos ventanales, cavila el periodista sobre la belleza de los villancicos siempre que no se entiendan los textos.
Absorto en sus propósitos no ha reparado en la presencia de un coche policial que se ha detenido a una prudente distancia de donde se halla, hasta que el agente se dirige hacia él.

— ¡Buenas noche! -el policía se ha acercado hasta la ventanilla. Sopla el aliento en sus manos mientras las frota cerca de la cara -¿tiene algún problema?

— No, problemas no, ninguno. Salvador finge admitir con naturalidad la insólita situación.

— Está Vd. dificultando el acceso a una propiedad privada. Supongo que se ha dado cuenta de la existencia de una señal de prohibición -el agente repasa con la mirada el interior del vehículo.- ¿espera a alguien?

— Todos esperamos siempre a alguien, ¿no le parece? Aunque rara vez se presente la persona añorada en el instante que más le necesitamos -Comenzaron a caer gruesos copos de nieve. El policía arruga las cejas ente la imprevisible salmodia filosófica de su interlocutor.

— Bueno, si su presencia aquí no se debe a algún caso urgente, haga el favor de abandonar el estacionamiento- con el lacónico imperativo se dirige al coche policial y abandona el lugar sin comprobar la efectividad de sus órdenes.

— ¡Quiero verte, necesito hacerlo, besarte amor! ¿No habrá un saco de basura que bajar o algo que el azar disponga a mi favor? -Salvador se ha sorprendido así mismo hablando en voz alta.

Golpea con el puño el volante, cierra la ventanilla que, al instante, se cubre de la nieve que arrecia, apaga la radio, gira la llave de encendido del motor y enfila la carretera de vuelta a la ciudad. Conduce con prudencia. En el trayecto no se ha cruzado con ningún coche. Gira una vuelta alrededor de su casa. Sin poder encontrar un hueco lo suficientemente espacioso para dejar el automóvil y con esta intención se dirige al centro de la ciudad. Su conducción es muy lenta. A lo lejos, por la acera de la derecha se acerca una persona con pasos vacilantes. Se trata de una anciana que, hace un extraño gesto de distorsión hacia un lado y cae de bruces. Salvador abandona el vehículo en doble fila y se lanza a la carrera hacia el bulto inmóvil en la nieve.
                                 

  Caída en la nieve 
                     
               
— ¿Qué le ha ocurrido?

— ¡Ay! no sé, hijo, me duele mucho la espalda y la cadera, sollozó la mujer.-

— ¡Pero señora! ¿Cómo se le ocurre pasear a estas horas y con el frío que hace? -Le pasa la mano por el cuello y la incorpora ligeramente. La anciana le responde con una mirada de ternura y dolor, mientras musita con voz apenas audible.

— He acudido a la Misa del Gallo para requerir de Dios sus favores y pedirle buena suerte para el futuro.

— Ya, ya veo ya, abuela - Salvador se despeja de su prenda de abrigo y la coloca bajo la nuca de la maltrecha septuagenaria al tiempo que procura tranquilizarla sin poder encontrar las palabras apropiadas. Memoriza el número capicúa de la Cruz Roja mientras se planta con un par de zancadas en la cabina de teléfonos que dista pocos metros en línea diagonal. La impasible cortina de nieve alfombra la calle solitaria.

— ¡Diga!

Salvador se envara ante la jugarreta que le ha deparado el subconsciente. Ha marcado el número de Carmina y es su voz la que ha contestado -¿Carmina? Bueno, no era mi intención llamarte ahora... esto..., si, la verdad es que deseaba hablar contigo... pero mi propósito era marcar otro número... -explica aturdido.

— No puedo hablarte ahora, cielo- musitó la pintora cuya quebrada expresión llega mezclada en el fondo del sonido de un televisor.-
— No puedo estar sin ti, amor... ¡Pi, pi, pi, pi, pi, pi...! -Carmina ha colgado el teléfono.

Una patrulla de la policía municipal atiende a la anciana. Salvador habla durante unos minutos con el agente que le ha hecho entrega de su abrigo. Dirige sus apenados ojos hacia la mujer que yace inmóvil en brazos del segundo policía y lentamente se aproxima a su vehículo.

Algunos curiosos se han asomado a las ventanas. Continúa nevando suavemente.

 Continúa  nevando suavemente 

            
Continuará...





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viernes, 22 de julio de 2022

Receta de cocina: Gazpacho de sandía.

Hoy os voy a proponer una sopa fría que en estos tiempos de calor viene muy bien para refrescar. 

En Andalucía, Extremadura, en Castilla la Mancha, en Levante. tienen muchas variantes de la receta. En mi casa nunca les ha gustado el gazpacho. Pero esta que les hice le ha encantado.

Gazpacho de Sandía.

Ingredientes:

Medio kilo de tomates  (en este caso de rama)

Medio kilo de sandía (a ser posible sin pepitas)

Medio pimiento rojo.

Un ajo, sal,

Aceite de oliva virgen.

Vinagre de manzana.


Preparación:

Se pican los tomates y la sandía y el pimiento, se van triturando. Se le añade el ajo, la sal, el aceite de oliva y el vinagre. 

Cuando esté todo triturado se cuela para para evitar posibles pieles o pepitas. 

Se mete en el frigorífico hasta la hora de tomarlo.


Opcional Huevo cocido y jamos en trocitos.

Gazpacho de Sandía sin tropiezos.


¡¡ Espero que lo hagáis y os guste!!

domingo, 17 de julio de 2022

ARRUGAS EN LA SABANA " La sorpresa de Salvador" II entrega del 15º Cp.

                            La sorpresa de Salvador


Salvador supuso que estaría su marido y se marchó obedeciendo las órdenes de su amada. Se encontró de nuevo en la calle con el amargo sabor de no poderla besar, sin embargo todo aquello le dura un instante. Se quedó en medio de la acera mirando al vacío, con las cejas fruncidas, sin ganas ni fuerza siquiera para encender un cigarrillo. Fue al parque de enfrente, se sentó en un banco. Pronunció su nombre varias veces con acentos diferentes, repitiendo una y cada una de las sílabas del diminutivo, lo pronunció,¡Carmi! Repitió como si le llegara de lejos en tono de reproche, contrariado, y por fin lo pronunció de tal manera que sintió angustia en su corazón.

—¡Por qué me haces esto Carmina! -Dijo al levantarse del banco y tirando lejos la colilla.


Mientras las mujeres charlaban amistosas:

—Bien Charo ¿Qué tal os ha ido en las Islas Canarias?-le preguntó Carmina-

—En el tema turístico y diversión muy bien pero, en el tema personal no demasiado bien, estuvimos juntos pero, muy lejanos al mismo tiempo, Salvador ha cambiado mucho. Sospecho que hasta tuvo una aventura.

—¡Mujer, cómo puedes pensar eso! ¿Acaso no fue contigo?

—Si, si, fuimos juntos y lo pasamos muy bien pero... está diferente, notaba que no me hacía el suficiente caso. Sobre todo en el tema sexual no estuvo en ningún momento bien, me rehuye y evita tener el menor roce. En una palabra en la cama ya no funcionamos.

—Pero... ¿tú crees que se debe a que tiene una aventura? ¿Acaso se fue con alguna mujer?

—No, solo se fijó en una chica rubia y bailó con ella en la fiesta del hotel, pero no se fue con ella a la cama. Estuvimos juntos todo el tiempo.

—No crees que se puede deber a un asunto físico, más bien? Ya sabes... desde que estuvo enfermo y además él fumaba mucho, me lo dijiste cuando mantuvimos aquella charla en mi casa. Igual tenéis que recurrir a un profesional y solucionar el problema.

—Puede que sí, pero Salvador no es de las personas que me hace caso en ese aspecto, quizá a otra persona o a algún amigo le haga más caso, más que a mi.

—Tu trata de persuadirlo y dialoga con él, sin hacer ninguna escena de celos, más bien como su esposa. Yo creo que él te hará caso.

—¡No lo sé! Bueno... Carmina me tengo que ir, me avisas cuando puedas empezar el retrato.

—Ya te avisaré, después que pasen las fiestas seguro que lo empiezo, ¡¡Felices Pascuas!!

—Igualmente, hasta otro día.


Charo se marchó, cuando salió a la calle Salvador que todavía estaba en el parque, le vio salir del portal. Se sorprendió mucho al verla, se ocultó tras un robusto árbol. Una vez que su mujer dobló la esquina, fue al portal y tocó otra vez el interfono. Carmina no contestó.
Pensaba en lo que le dijo Charo y decidió que sería mejor no ver a Salvador hasta pasar las fiestas. El no insistió, se dirigió al coche y se marchó a la redacción.


Carmina fue directamente al armario y abrió el paquete que le había entregado Salvador. Era el colgante que le había comprado en Canarias. Se lo probó y dudó dejárselo puesto. Se lo quitó y lo volvió a guardar en el armario.


                                   

     

 Fotos sacadas de internet si  su autor lo prefiere  puede  retirar



Continuará...


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miércoles, 13 de julio de 2022

8º Dia 11- junio regreso a casa desde Bari a Madrid y Bilbao

Último día de navegación y de disfrutar de las actividades del crucero. En primer lugar fuimos a caminar por el circuito hicimos 20 vueltas 6 kms. Después bajamos a desayunar al restaurante My Way ya que no teníamos prisa. Después de tomar un rato el sol fuimos a una reunión informativa sobre el desembarque. 

En el puente 3 en en teatro.
Fefita, Nani, Irene, Tina  y atrás Pepe.

En esta reunión nuestro delegado en español donde podíamos saber todas las dudas o quejas que surgieron en el crucero. Yo pregunté por qué nos negaban el botellín de agua, cuando nos correspondía una por persona de 50 ml. Me dijo que  teníamos que pedir cada día una. Consumida o no la contabilizaban. Pedir dos al día siguiente no valía. Nos cobraron la que teníamos en la habitación el primer día, como mini bar. Todos pensamos que era de bienvenida. Nos cargaron en cuenta. 3,50€. Pagamos las bebidas 165€ cada uno y por supuesto, no consumimos tantas. para ese dineral. Esa era mi queja. Y que los camareros y personal no sabían hablar español.

El resto de la mañana a pesar de haber muchas actividades en el puente 9 participamos de algunas, paseamos por cubierta, tomamos el sol y participamos  en algunas, imposible en todas. A las 14.00 h.  fuimos a comer al restaurante  My Way a la carte en vez de quedarnos en el buffet y no guardar colas.

Comiendo el postre en el Restaurante My Way en el puente 3.

Después de comer tomar el sol y Jacuzzi

 Disfrutamos de pizza y algunos dulces en la merienda. 


Antes de ir al teatro fuimos haciendo las maletas, dejando sólo la ropa que nos íbamos a vestir para la cena. Preparar la que nos íbamos a poner para el día siguiente para viajar de vuelta a casa.

Tomamos algo antes del teatro.Irene, Tina y Nani.

A la hora del teatro el espectáculo fue dedicado a Italia. "Sapori Italiano" y la pasión de "Bel poesía" Italia, además  de la magia del circo y el "bel canto" de tenor. Un espectáculo precioso. 

Irene y yo al terminar la función.

Cada tarde nos gustaba llevar una copita de cava al teatro.

Cada tarde había baile y música.

Estábamos en el hall bailando mientras esperábamos a que llegara la hora de la cena 21:30 h.

Juan y amigos bailando en el hall, 3º puente.

Última cena del crucero.

Foto con nuestro camarero Aron es  Pakistani.


Se celebra la noche italiana.

Saliendo del ascensor de cristal hacia el camarote.

Javi y Lucia Bailando en el salón Around the Clock. 
 

Después a sacar la maletas al pasillo con las etiquetas de color moradas, para que las trasladaran a bodega. Nosotros no nos preocupamos de ellas hasta llegar a recogerlas en Madrid.

Ya iban dejando maletas en las puertas.

Amanecer 

Al día siguiente tuvimos que dejar el camarote a las 8 de la mañana para su limpieza. Nosotros fuimos a desayunar,  pasear por  la cubierta y sacar las últimas fotos. Nos llamaron por colores en nuestro caso, el grupo teníamos los tiques en las maletas color morado, bajamos del en la planta 0 y fin del crucero. Nos llevaron en autobús al aeropuerto de Bari sobre las 11:00 h.

En cubierta ya en Bari.

Con Juan y Javi dueños de la agencia Pestana Tour de Olivenza , los mejores.

Subiendo al avión.

El avión salía sobre la 13.00 h. y llegamos a Madrid a las 16.00h.


Recogimos las maletas en la cinta transportadora en Madrid.
  Recogida de maletas en Madrid.

Nos despedimos del grupo en el aeropuerto en la dársena de autobuses de Madrid. Nos fuimos a tomar algo mientras llegaba nuestro autobús de Alsa sobre las 19:15 h. dirección Bilbao. Cuando llegamos a Bilbao 24:00 h. fuimos en metro hasta la estación del tren y allí teníamos tren nocturno que salía a las 2:00 h. llegando a casa una hora más tarde.

Fin de viaje.

Volvimos contentos de este viaje, nos trajimos bonitos recuerdos, nuevas amistades y el reencuentro de viejos amigos de otros cruceros y viajes, desde que viajamos con Pestanatour los amigos son oliventinos.

Pasé la semana bien, con molestias de garganta por tomar bebidas frías y los contrastes de temperatura entre cubierta y el aire acondicionado del interior del crucero. Solucioné esas molestias tomando Paracetamol y cambiar la rutina de tomar bebidas frías por bebidas calientes, como manzanillas y tisanas.

Los antígenos dos negativos y el resto ya daba positivo.

Yo me traje otra compañía menos deseada como el covid. Desde el dia 3 viernes, que me hice el antígeno certificado negativo en Eibar (obligatorio para poder embarcar)  El viernes día 10 en mi camarote me hice otro antígeno y di negativo. 

El lunes en casa me enteré que en el barco una chica  del grupo la habían confinado en el barco por dar positivo.  El sábado la trasladaron  a un hotel en  Bari hasta que diera negativo. Algunas personas que andaban en mi grupo y a mi lado en el avión dieron positivo. 

El martes fuí a urgencias por  dolor de la garganta y comenté a la médica que gente cercana a mí, dió positivo en covid y no me quiso hacer otro antígeno. Me recetó Algidol con Codeína para la garganta.

Al día siguiente fui a mi médica de cabecera solo estaba afectada de la garganta, me auscultó el pecho y  tenía los bronquios  bien. Le pedí que me haría el antígeno y dijo que ya trataban el Covid como una gripe y que tomara lo que me recetaron en el hospital. 

No conforme compré antígenos en la farmacia y la prueba me dió positivo en Covid. Me quedé en casa. Cogí la vez telefónica y se lo comuniqué a mi doctora. Me citaron en ambulatorio para volver a hacer el antígeno oficial.

Los síntomas del Covid fueron: Dolor de garganta, carga de cabeza, mucha mucosidad en nariz y estar confinada en casa unos días. Podía salir a la calle con mascarilla, fui prudente y no lo hice. Me duró todo el resto del mes de junio.

Me perdí las fiestas patronales de  San Juan de Eibar. Este año iba a desfilar en la tamborrada, y no pude ir. Pero otro año será. 

¡¡Espero que os haya gustado!!


lunes, 11 de julio de 2022

ARRUGAS EN LA SABANA " Regreso a casa" I entrega del 15º Cp.


   Regreso a casa

 Atardecer  en San Vicente de la Barquera.
 
    
Carmina miró al campo con una sensación de melancolía. Tenía un color verde pardusco que contrastaba con el azul del mar y el cielo grisáceo. El sol se escondía tras las montañas dando paso al crepúsculo ante la llegada del invierno. Cerró la ventana y cogió la maleta y la bolsa que estaba sobre la cama. Era la hora del regreso de esta corta estancia. Se sentía serena. Se despidió de la familia que tan bien le habían acogido y partió de regreso hacia a su casa.

Después del viaje Carmina llegó a casa cansada y con agujetas de la caminata del día anterior. No había nadie en casa. Joan todavía no había regresado de su viaje de trabajo y los hijos se encontraban en la facultad. Fue hacia el teléfono, escucho los mensajes que le habían enviado entre ellos uno de Salvador, después los borro.  Ceno algo ligero y se fue a la cama. Se acurrucó entre las sábanas vencida por el cansancio y la soledad. Una reflexión surgió de la maraña de imagines que le hacía comparar a Salvador y Joan. Las comparaciones eran tan evidentes que se  solapában entre alucinaciones y la quimera de la noche. La intranquilidad ni le dejaba dormir, se hundió en un estado angustioso. Se levantó a tomar un tranquilizante con un vaso de leche templada.

Se concentró en pensamientos positivos hasta que le hizo efecto el tranquilizante. Y se quedó dormida hasta la madrugada. Despertó y miró el reloj, ya eran las seis de la mañana al poco tiempo adormilada reanudó el sueño, pero tuvo una pesadilla que le hizo revivir las angustiosas andanzas de su relación con Salvador y la duda ante su amor por su marido.

Con un cambio de postura le desapareció la imagen y se fundió en un leve sueño duermevelas que la mantuvo así hasta media mañana. Despertó con la luz del día. La cabeza le pesaba, los párpados se le caían y no le dejaban abrir los ojos. Se incorporó, las piernas no le respondian y parecía una sonámbula todavía con el efecto del sedante. Tambaleándose fue a la cocina y en el microondas calentó un vaso de leche. Era mediodía cuando después de tomar una ducha se espabiló. Se puso a deshacer las maletas, puso la lavadora colgó la ropa y recogió la habitación. Por la tarde se fue a su estudio a dejar los bocetos y las pinturas.

 Acuarela de San Vicente de la Barquera.
                                                                               
   
Los días iban pasando lentamente. Se acercaba la Navidad, una tarde Carmina salió con sus hijos a hacer las compras para las fiestas. Y el resto de los días se encerró en su estudio dibujando los bocetos en los lienzos de la próxima exposición.

Dos días antes de la Nochebuena por la tarde sonó el timbre del portal en el estudio y Carmina contestó:

—Si... ¿Quién es?

—Soy la Sra. Rabie, ¿puedo subir?

—Si, como no, pero tendrás que subir muchas escaleras no hay ascensor -le indicó.

—No me importa, así hago ejercicio -le contestó.

Cuando llegó Carmina le abrió la puerta, Charo subía cansada y extenuada las escaleras dando bufidos del esfuerzo, con el abrigo en la mano, vestida con un fino traje que le resaltaba el color moreno que había tomado en las vacaciones.

—¡Brrr! ¡Qué frío hace! -exclamó dando pisotones sobre la alfombrilla del umbral de la puesta.

—¡Pasa, pasa! Qué guapa estás y que morena bienes, se nota que te han sentado bien los aires canarios ¿A qué se debe tu visita?

—Aparte de saludarte, vengo a encargarte un retrato mío ¿Me lo harías?

—Claro que sí, es mi trabajo además tienes unas facciones muy artísticas ¿Cómo lo quieres?

—Del mismo estilo del que hiciste a Salvador, lo quiero poner en el mismo lugar junto al de mi marido. Por favor, Carmina... ¿puedo pasar al baño?

—¡Cómo no! pasa, ahí en esa puerta- le indicó con la mano.

Mientras tanto sonó otra vez el timbre: Carmina contestó al interfono del portal, era Salvador

—¡Carmi !¿me abres?, el portal está cerrado.

—¡No!-ella conoció la voz- ¡no puedo recibirte, no, no!

—¿Cómo estás? ¿Cuándo te veré? ¿No puedo subir?

—No lo sé, ahora imposible.

Salvador se resistió, la necesitaba después de tantos días sin verla, desobedeció las órdenes de Carmina y subió, tocó el timbre y ella abrió la puerta aún con el riesgo de que Charo salga del baño:

—No, no puedo recibirte -le dijo Carmina al tiempo que le ponía la mano en la boca, para evitar que hablara.

—¡Schiss, siss! ¡No digas nada por favor! -le dijo muy bajito le indico con un gesto que estaba alguien dentro.

Salvador metió la mano en el bolsillo y le entregó un pequeño paquete envuelto en papel de regalo, ella intentó rechazarlo, pero él insistió a que lo cogiera.

—No, no, no ¡márchate! Ya estaremos en otro momento ¡Feliz Navidad! - Cerró la puerta-

En ese instante Charo salió del baño y le vio el envoltorio en la mano. Carmina disimulando lo guardó en el armario.

—Era un mensajero que me ha traído un paquete.
Paisaje de San Vicente de la  Barquera.
  




Continuará...

                     







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