lunes, 30 de mayo de 2022

ARRUGAS EN LA SABANA " Se van de vacaciones " del 13º cap.


   El avión elevando el vuelo.

El teléfono sonó en casa de Carmina:

—¡Sí! dígame- al otro lado del aparato una voz desconocida para Carmina.

—¿Eres Carmina?

—Sí ¿Quién eres?

—Soy la señora de Rabie, te llamo para darte las gracias por el retrato. Ha sido un buen regalo, como me dijiste, está muy logrado, se parece mucho, me ha encantado, lo hemos colocado en un lugar preferente de la casa. Yo también le regalé a mi esposo un viaje y salimos mañana mismo.

—¡Me alegro! Que tengáis un buen viaje.

—Bueno, Carmina espero pasarlo bien.

—Carmina se quedó extrañada de que Salvador no le dijera nada. Quizá necesite este viaje para poder reflexionar y tener los sentimientos claros, quizás esta separación nos sirva para poder acostumbrarnos a distanciarnos más.

                                        
El estrépito de los motores se transformó en un estruendo atronador en el instante en el que el avión emprendió el despegue. En unos pocos segundos la niebla invadió el campo de visión de las ventanillas. El silencio acompañado solamente por el monocorde zumbido de los motores de la aeronave contrastaba con el bullicio de voces y prisas que precedían unos momentos antes en el aeropuerto.


Salvador y Charo ojeaban unos periódicos cuando una sonriente azafata les preguntó si todo marchaba bien a lo que asintieron agradecidos. Al cabo de un rato el periodista cerró el diario, reposó la nuca en el asiento y cerro los ojos. Su cerebro se pobló de imágenes desasosegante.


Había emprendido un viaje de vacaciones a Canarias en pleno mes de noviembre con su esposa con la que desde hace años no sólo no mantenía relaciones intimas sino que, con frecuencia recibía de ésta reproches por sus escasas muestras de cariño hacia ella y, a decir verdad le extrañaba que no adoptara posturas más contundentes ante su desidia. Quizás esa mujer fuera capaz de todo con tal de impedir una ruptura entre ambos. El periodista reconoció con amargura que no la odiaba, ni mucho menos, pero tampoco la deseaba razón por la que su vida de pareja transcurría lánguida, insípida sin ese condimento esencial de la vida compartida.

  Desde el  avión  una de las  islas.
                                            

— Mira el cielo está despejado y se ve el mar -le anunció Charo.

Salvador contempló unos instantes el inmenso mar, miró a su mujer y en un tono de voz que pretende transmitir dulzura, le respondió:

—Es impresionante ¿no te parece?

El avión había aterrizado momentos antes y ahora se deslizaba perezosamente hacia la pista que le había asignado la torre de control. El cielo azul, limpio, radiante, obsequió a los pasajeros, que descendían lentamente del avión, con una agradable temperatura. Los viajeros se distribuyeron en diferentes coches y furgonetas con los emblemas de las compañías correspondientes para emprender la marcha hacia sus respectivos hoteles.

El viaje hasta la zona demandada Playa del Inglés resultó largo y monótono a través de la autovía atestada de vehículos que impedían una circulación fluida. Después de un vuelo de casi tres horas hasta las salas lo que apetece a todo viajero es dejar el equipaje en el hotel, tomar un aperitivo y relajarse en la playa. Salvador y Charo no constituían una excepción.

Colocaron las escasas prendas que habían sacado de las maletas en unas perchas de plástico coloreadas y cerraron el armario. La habitación de paredes azuladas disponía de las comodidades y el utillaje propio de un hotel costero de tres estrellas. Salvador suspiró aliviado cuando observó que carecía de cama matrimonial y su lugar lo ocupaban dos lechos separados. Consideró que esa ligera distancia entre las camas supondría una alianza más que evitara cualquier inicio de juego erótico por parte de ella.

  Habitación del hotel.
                                             
Vistieron los bañadores y bajaron al bar del mismo hotel. A pesar que el reloj marcaba las primeras horas de la tarde sustituyeron el almuerzo, por sendos emparedados de jamón y queso, acompañados por dos copas de vino de crianza.

La playa de arena fina, blanquísima, cuya orilla recibía la espuma de un mar embravecido, se hallaba a escasos metros del hotel desde cuya habitación salvador y Charo disponían de su privilegiado panorama.

Ocuparon dos tumbonas entre gentes que cubrían sus cuerpos masculinos con diminutos slip de baño o tangas cuyos minúsculos triángulos atestiguaban la impecable depilación púbica de sus usuarias.

Mientras los rayos del sol acariciaban sus pieles, el periodista hizo que su imaginación volara hacía Carmina ¿Dónde estará ahora mismo? ¿En qué estará ocupada? La quería a su lado. La hubiera besado allí mismo. Le hubiera acariciado el canalillo de sus senos, mostrando sus senos desnudos. Qué bonito habría de ser pasear con ella, cenar en un lugar íntimo, bañarse juntos y cuando llegara la noche sentir la humedad de su rosa en los dedos o en los labios.

De pronto, fue consciente de que su pene se rebelaba, formando un significativo y delator premonitorio en el bañador. Se giró rápidamente dándole la espalda a Charo a fin de que ésta no descubriera la inoportunidad de la supuesta impotencia.

—¿Qué te pasa? – se extrañó su mujer-

—No, nada. He notado un calambre en la espalda y prefiero cambiar de postura -fingió Salvador.

El bronco rumor de las olas contrastaba con la suave mecedura de las ramas de las palmeras cuya hilera adornaba la entrada a la playa.

  Playa del  Ingles  en Gran Canaria.
                                                                            

Después de pasar la tarde en la playa regresaron al hotel, se informaron de las distintas actividades que realizan en el mismo, subieron a la habitación, tomaron una ducha y se vistieron para ir a cenar. Un largo paseo les llevó hasta el puerto. Cenaron al aire libre en la terraza de un restaurante bajo un toldo azul. La cena se componía de pescados y productos típicos de la zona. Soplaba una suave brisa que les invitaba a regresar dando un paseo y contemplar el crepúsculo y los barcos que estaban anclados en el puerto. Se sentían cansados del paseo y del viaje. Volvieron al hotel.

Subieron a la habitación. Charo ya cansada, se metió en la cama. Salvador se quedó sentado en la terraza fumando un cigarrillo, cuando entró en la habitación su mujer dormía plácidamente con profunda y monótona respiración. Salvador se desnudó y se metió en la cama de al lado. Miró el rostro de su mujer y advirtió las grandes diferencias que existían entre Carmina y Charo, Aquellas eran más profundas, más interesantes y atractivas. El rostro de su mujer, en el que antes no le costaba ningún esfuerzo imaginar, fue paulatinamente perdiendo todo su interés, hasta volverse completamente inexpresivo para él. El atractivo que hasta entonces tuvieran momentos de emoción, de amor y de ternura, se iban reduciendo ante sus ojos, desaparecían ante la imaginación de Salvador y ceder el puesto al rostro de Carmina.

Y aquella noche en la cama con el corazón invadido por los deseos, mecido por su ardiente fantasía vivía el emocionante recuerdo. Reconstituía en su memoria hasta los más pequeños detalles; se recreaba en el primer beso dado a Carmina. Veía cada uno de sus gestos, oía todas las palabras susurradas por sus extenuados labios. Se tocaba su boca buscando en los finos labios el sabor de aquel beso que le producía la sensación de que su boca hubiese tocado una flor aterciopelada o la perfumada carne viva de sus labios.

Su fina boca sensual le producía en el momento que la veía unas ganas de darle un beso prohibitivo, sintieron de la misma forma sus labios rozándole los suyos. Y cerró los ojos e intentó imaginarse lo que podría hacer allí con Carmina si estuviera a su lado se acercaría a su dulce cuerpo sintiendo el calor y el olor que desprendería. Con cierto cansancio dichoso, pues su imaginación acababa de hacerle recorrer caminos infinitos.

No logró conciliar el sueño durante toda la noche hasta la madrugada. A media mañana le sacó de su ensueño el sonido de un saxofón que sonaba bajo la ventana del hotel. Sonaba tan suavemente aquel instrumento, que se mezclaban la melodía entonada. Con el baile de los besos sensuales que le sabían a fresa y que recibía de Carmina en su sueño. Volvió a cerrar los ojos y bajo sus párpados el rostro de Carmina se le apareció envuelto en una luz milagrosa, clara en el momento que abandona su boca reclinando ligeramente la cabeza. Y en sus brazos sentía el ligero peso de sus senos cuando la apretaba suavemente contra su cuerpo.
Estos recuerdos le estremecieron, y al despertarse, sintió como todo se había evaporado de su alma.

 Continuará...

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jueves, 26 de mayo de 2022

Viaje a Mallorca: Visitamos Magaluf

Seguimos con la visita a Mallorca. Cada día hacíamos una nueva excursión. La tarde del primer día después de recoger el coche, fuimos a pasar la tarde a la  famosa Magaluf. Dimos un paseo por el entorno y la playa.

Playa de Magaluf.


En las terrazas de la playa tomamos una sangría con cava riquísima, para refrescarnos.




Visitamos un parque temático La casa Katmandu donde pasamos un rato viendo las actraciones. 






Loly, Amelia y yo. ante una cascada.

La verdad es que a las horas que estuvimos el lugar era tranquilo. Me imagino la locura de la noche, pero nosotras volvimos al hotal a la hora de la cena.



lunes, 23 de mayo de 2022

ARRUGAS EN LA SABANA " En la cafetería " IV entrega del 12º Cp.


             En la  cafetería

   Pinturas de Ernest Decals

   

   Salvador salió cinco minutos antes que Carmina. Se reunieron en la cafetería. Ya allí y se dirigió a la barra y pidió un vino. Un momento después entró Carmina y pidió un café. El periodista cogió lo servido en la barra y fueron a una mesa en un pequeño rincón iluminado con una luz tenue. Enfrente había una máquina de discos dorada muy antigua. Salvador buscó el teléfono que se encontraba en el fondo del bar, enfrente había un futbolín en el que jugaban unos jóvenes.

—Voy a llamar un momento a casa -sé disculpó- Avisaré a Charo que voy a comer, ya que esta mañana dormía y salí sin decirle nada.

Cuando volvió a la mesa, escuchó extasiado las palabras de Carmina:

—Eres tan bondadoso... Es poco frecuente descubrir tanta dulzura de corazón en un hombre. Cuando uno llega a amar hasta ese grado, debe disimular un poco. Se puede apurar el vino del amor, pero hay que dejar siempre una gota en la copa. La confesión de Carmina se le antojaba el canto más sensato al amor que hubiera oído Salvador desde hacía tiempo.

—¿Por qué me dices eso? Me enamoré una vez de esta mujer. Goce de veinticinco años de felicidad a su lado y le tengo mucho cariño. —¿Qué crees? ¿Que esto marca el límite? ¿Sería esta mi total ración de amor? Y después ¿Sólo habrá desesperación sin límites? Imagínate que nunca volvería a recibir nada de ella ¿Qué harías?

—Volver al lado de tu mujer y mantener la vida burguesa de siempre y dejándome en el olvido a mí para siempre.

—¡No, no te olvidaré jamás! -Prometió Salvador-

Sacó la cajetilla de tabaco del bolsillo y encendió un cigarrillo. Carmina permanecía apoyada en la mesa, dando sorbos a la taza de café que llevaba un rato vacía. Fija en un punto que no veía apenas porque un torbellino de imágenes y de preguntas sin resolver tenía su mente y su corazón en vilo transitando con cautela por el pensamiento. Estaban frente a frente y él le sostenía la mirada tan incrédulo como la primera vez. Carmina había sido seducida, fascinada hasta el punto de admitir el comportamiento de Salvador.

—Las mujeres sois mucho más discretas y más pícaras.- Sentenció el periodista-

—¿Acaso, lo lamentas?

—A decir verdad... no. En este punto tienes razón. Pero podría expresar numerosas críticas.

Salvador expelió el humo en una larga bocanada y apagó el cigarrillo. Carmina se recostó en la silla dispuesta a escucharle.

—El amor tiene una única regla: amar y enamorarse es mucho más fácil de lo que la mayoría de la gente cree. Cuando la persona que tienes a tu lado te ama, te escucha, te mima, comparte su vida contigo, todo va bien.
Pero... cuando el ambiente es gélido y las lágrimas están a punto de caerse solas, desbordándose de los ojos para deslizarse por las mejillas. Cuando ya nadie ama ni odia a nadie, entonces cuando ya has abandonado la pasión, se impone la sensatez de la ruptura. Y uno no se siente bien cuando la realización del deseo flota imposible en los recuerdos del pasado.
La ruptura es lo mejor del amor cuando ya no hay pasión. Y no se está bien, sintiendo que los deseos se dejan hundir lentamente en los recuadros. Las rupturas son como pequeñas nubes de niebla.

Carmina le escuchaba atentamente y recordaba lo que Charo le contó en su casa. No quería decirle nada a Salvador sobre esa cita, de momento.

—¿Y no será esa ruptura por otras razones?

—Si, por supuesto, me he enamorado de ti, es una razón. No sólo me he enamorado, sino que te quiero y te deseo.

—¿Ahí se agotan todos los motivos?

—¿Y por otra razón?- Le preguntó Carmina

—¿Y... Qué otra razón puede haber ?

—No es fácil de decir...

Salvador volvió a coger un cigarrillo. Se lo puso en la boca y la pintora se lo impidió cogiéndole la mano que sostenía el mechero. Mantuvo la mano de Salvador con la suya y se puso a jugar cariñosamente con sus dedos.

—Tengo la certeza, que si dejas de fumar... tus problemas de salud mejoraran.

—Ya sabes que el tabaco te perjudica y mucho. Sólo tienes que poner de tu parte y dejarlo.

Salvador se quedó pensativo y apretó la mano de su amada.

—¿Bueno de este asunto ya hablaremos? -Miró el reloj- ¿Nos vamos?- le dijo Salvador

—Deja que yo salga primero, tú puedes esperar cinco minutos, no es conveniente que nos vean salir juntos. Por si las moscas... -bromeó Carmina-
                  

     
Carmina se levantó. Salvador la contempló mientras se dirigía a la puerta, con su larga cabellera oscura balanceándose sobre sus hombros, meneando las caderas más que de costumbre, ya que intuía su mirada clavada en ella.

—¿Es posible? -exclamó el periodista para sí, al comprobar que la puerta se cerraba tras ella.


—¡Estoy loco de amor por esta mujer! Y se fue sin decirme ni adiós.

Se acomodó en la silla, sorbió de un trago el resto de vino mientras esperaba que pasaran los cinco minutos.

—¿Otra razón? ¿Mis problemas de salud? - se preguntó-




Continuará...

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viernes, 20 de mayo de 2022

Viaje a Mallorca con amigas: Nos alojamos en Paguera en junio de 2015

Voy a recordar un viaje que hicimos a Mallorca  en junio del 2015 cuatro amigas y que no tengo documentado en el blog. Lo pasamos muy bien. 


Momento de facturar las maletas.

Esperando el momento de embarque.

las 4 amigas tomando algo antes de embarcar.

Ya en el avión.

Fuimos Bilbao-Mallorca, salimos por la tarde y al hotel llegamos ya pasada la hora de cena, por lo que nos sirvieron una cena fria.

Peguera es una localidad turística española perteneciente al término municipal de Calviá, en Mallorca, la mayor de las Baleares.
              El Hotel Bervely situado en Peguera.

Mis amigas en la puerta del hotel.

Descansamos y al día siguiente visitamos el entorno del hotel y el pueblo de Paguera. Visitamos el mercado y compramos comida para llevar. 


Paseamos un rato por el pueblo.

Por la mañana visitamos el pueblo y tomamos un tentempie y en ese momento  nos cayó una buena tormenta. 


Las 4 comiendo el tentempié.

Cayó una buena tormenta.

Nos refugiamos en este lugar.

Por la tarde fuimos a recoger el coche de alquiler para poder recorrer parte de la isla. 

Nos dieron un BMV casi nuevo, una gozada de coche.

Una vez que se pasó la tormenta  y  recogimos el coche salimos hacia muestra primera visita por la tarde. 







En los jardines del hotel antes de cenar.
  

 Cada noche en el hotel hacia espectáculos y bailes para en entretenimiento.

Una de las actuaciones. 

En la discoteca del hotel.Amelia, Manili , Loli y yo.


En otro posts os informaré de las excursiones.

¡¡ Espero que os guste!!

lunes, 16 de mayo de 2022

ARRUGAS EN LA SABANA " Pasaron el día en Donosti " III entrega del 12º Cp.

           Pasan el día en Donosti

    Otoño pintado al óleo.
                                                                                                

  El sábado viajaron temprano a Donosti. Fueron juntos a la redacción del periódico. A los pocos segundos apareció un hombre de aspecto caprichoso y barrigón, tenía el cabello cano, el bigote grisáceo y caído y los hombros encorvados, sexagenario, era el Director de rotativa. Salvador se dirigió a él:

—Mi abuelo tuvo buen acierto al nombrar Director a su padre, de tal padre, tal hijo...

—Salvador, tenía muchas ganas de verte y conocer a tu esposa.

—¡Ah, No!, no es mi esposa, es una amiga, la pintora Carmina...

—Encantada de conocerla -le estrecho la mano a modo de saludo -He leído alguna entrevista publicada en la Revista Cultural. -Tomad asiento por favor, estáis en vuestra casa –les dijo. ¿Has venido a preparar el terreno? —Salvador, eres un hombre de una pieza, un diamante en bruto que en se ha pulido como el mejor autodidacta.

—Mi padre también tuvo confianza en Ud. -Se apretaron la mano bromeando.-Sr. Ostaolaza, hacía tiempo que no nos veíamos-

—Bueno, creí que seguiría en el cargo pero, por lo que me dijeron, te vas a jubilar ¿no?

—Si, Salvador, creo que después de cuarenta y cinco años dedicados al periódico me merezco un buen descanso.

—Ya lo creo que te lo merece aunque tengo mis reservas en sustituirte, No estoy al corriente de nada del rotativo pero, si acepto mi cargo como Director, creo que tendré un buen maestro. Y cuento contigo antes de jubilarte para ponerme a cargo de todo.

—Le miró con agradecida satisfacción y suspiró hondo, con alivio. Salvador veía en él el prototipo de una casta de titanes que vivían frugalmente dedicado solo al trabajo.

Pese a los esfuerzos que hicieron para hablar de otra cosa, los recuerdos de Argimiro estaban presentes, ya que los dos lo veneraban.


Después bajaron a la imprenta, donde el estruendo de las máquinas lanzadas a toda velocidad imprimían infinidad de revistas. El concierto ensordecedor de percusiones y batidas mecánicas, el olor a la tinta fresca del papel impregnado, el ir y venir de los obreros, daban aún más prestigio o empaque al periódico.
Les recibió el Jefe de taller. Era un hombre bien parecido, regordete, pálido, con cierto aire de cura, llevaba gafas de montura de acero que ocultaba la mirada azul de predicador. Hablaba con aire solemne, redicho, enfático, de sus descubrimientos como historiador ilustre y viejo, arcaizante antiguo. Tenía una enorme capacidad de fabulación que le ayudó a administrar con habilidad y tiento el manejo de la imprenta. Carmina le escuchaba embobada. Después de visitar los talleres se marcharon.


Aunque el sol estaba presente, la mañana era fría. Paseando, cruzaron el parque en un lugar inolvidable. Los árboles tenían el multicolorido del otoño. Mientras caían las hojas sosegadas de los árboles caminaban sin prisa hacía el centro por la orilla del río. Pasaron un buen rato hablando apasionadamente del color del otoño en la pintura. A Salvador le gustaban más los colores cálidos, blancos, ocres, tierras y arena, a Carmina le gustaba más los colores fríos, azules, violetas y verdes. A Carmina le gustaban más sus cuadros impresionistas, sin embargo a Salvador le gustaban más los realismos, marinas y paisajes.


Carmina cambió pronto de conversación y le preguntó por su abuelo. No sabía que había trabajado en el periódico. Al periodista se le iluminó la cara, enseguida cambió de tema y le contó que su abuelo Antón había sido un buen trabajador en la redacción que se fundó en su época. Le contó que había sido un buen coleccionista de cuadros y libros. Había tenido una buena pinacoteca de más de cien cuadros de pintores de principio de siglo y una biblioteca con más de mil libros, gracias a que había invertido gran parte de sus ahorros en ello.


Recordaba cómo su padre le contaba el dolor que le produjo al abuelo la desaparición de los libros y las pinturas durante la guerra por la explosión de una bomba en su casa. El abuelo había perdido toda su fortuna en aquella desdichada circunstancia. La conversación transcurrió por todas las variantes de su familia, tan desconocida para ella. Una vez llegaron al centro, se despidieron hasta la tarde y quedaron en reunirse una hora antes del partido.


Salvador se acercó a Atocha para recoger las entradas del derby. Carmina fue al encuentro con sus amigas. Habían quedado en el restaurante donde comieron en el menú del día.


Por la tarde, la parte vieja y centro de Donosti estaba tomada por seguidores e hinchas del equipo de la Real, vestidos de azul y blanco. Los hinchas del Athletic de rojo y blanco. Carmina y Salvador se encontraron en el mismo punto donde se habían despedido. A las seis y media.
Caminaron juntos entre los hinchas hasta el campo de fútbol. La gente, se arremolinaba en torno de las entradas del campo de Atocha. Se agarraron de la mano para no perderse entre el gentío.


Entraron en el recinto mientras las gradas se iba llenando de la colorida multitud. La Real Sociedad estaba entre los primeros en la liga española con sus regulares victorias. A las siete menos cinco, los jugadores salieron al campo. Los jugadores de los dos equipos se componían una mezcla de deportistas vascos y algún extranjero, el resto de jugadores eran de la cantera. Las gradas abarrotadas de hinchas de los dos equipos aplaudían a sus jugadores. Comenzó el partido a las siete en punto.
      
  Hinchas de los dos  equipos.

     
                                              
Los seguidores de la Real observaban a los jugadores las increíbles jugadas que  hacía el equipo, capaz de derrotar al invencible Athletic. Salvador estaba encantado. No se perdía ningún derby y seguía a su equipo por la  televisión. Las gradas del campo de Atocha estallaron al marcar Bittor  Alkiza otro gol. Jugaba con un estilo arrollador y portentosas condiciones. Era impresionante verle avanzar sorteando a las defensas enemigas con una combinación de valor, inteligencia y gallardía. Era un atleta completo. Conducía el balón con rapidez y agilidad Carmina saltaba de júbilo para calentarse. Salvador la abrazaba. Los hinchas contenían la respiración con sus remates de cabeza y aplaudieron enfervorecidos cuando  metió otro gol. Ganó la Real.
                                                                                                        

Cuando el partido  terminó  ya había anochecido. La noche era radiante, llena de estrellas, con una luna en cuarto creciente. Soplaba una fina brisa fría que venía del mar. Salieron juntos agarrados de la mano caminaron entre la multitud por la orilla del río. El paseo poco a poco se llenaba de luces de los faros de los coches, las farolas iluminaban los árboles. En el agua de la  ria  se reflejaban las luces. La multitud cruzaba el puente convirtiéndolo en el mejor escenario para ver el desfile de comparsas de gentes vestidas de azul y blanco. Los seguidores y rojo y blanco. Los realistas celebraban la victoria de su equipo, todos en armonía. La pareja contemplaba el espectáculo a hurtadillas, ya desde las ventanillas del vehículo.

Foto otoñal  a  orillas del  Urumea.  
                                                                            
 Continuará...

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martes, 10 de mayo de 2022

Iglesia de Maria Magdalena de Olivenza

La iglesia de María Magdalena está dedicada al mar 


Exterior de la Iglesia de la Magdalena 

Iglesia de la primera mitad del siglo XVI, fue mandada construir para servir como digno templo del lugar de residencia de los obispos de Ceuta. A partir de 1512 los obispos de Ceuta residieron en Olivenza, siendo el primero Fray Enrique de Coímbra, confesor del rey D. Manuel y primero que celebró misa en Brasil. Falleció el 24 de septiembre de 1532 en Olivenza y fue sepultado en este templo. Sus restos descansan en un sencillo túmulo de mármol, en la capilla absidal del lado del Evangelio.

Interior de la Iglesia se pueden apreciar el torsos de  las columnas

Es una Maravilla el estilo del interior. Lo que más sobrecoge al visitante es su vasto interior, a un tiempo robusto y sensual, dividido en tres naves por ocho formidables columnas torsas que parecen evocar los calabrotes de un navío. El francés Boytac, y tal vez Diego o Francisco de Arruda, fueron los creadores de este espacio mágico donde el espíritu se siente envuelto por un movimiento que es también reposo. Presenta asimismo retablos de talla dorada del XVIII, retablos neoclásicos en mármol de colores y azulejería historiada.

  
En esta foto se aprecia en los lados la azulejería





La belleza de las columnas en un día de misa 

Para la construcción de la iglesia se lanzó un nuevo impuesto llamado Renta de la Imposición, que gravaba la venta de pescado, carne y vino.

Las gárgolas 

Exterior: Construida en estilo manuelino, que parte de un gótico tardío y se singulariza por su carácter decorativo y naturalista, donde no faltan elementos marineros.




En su exterior destacan falsas almenas, pináculos, gárgolas, puertas laterales y la puerta principal -con una portada añadida-, atribuida a Nicolás de Chanterenne. Este artista de origen francés realizó en Portugal otros importantes trabajos como la puerta del monasterio de los Jerónimos de Lisboa o un retablo de mármol en el Palacio da Pena de Sintra, aparte de otros trabajos en el Alentejo.




La estructura de dicha portada se desarrolla en torno al vano de entrada, con arco de medio punto. A ambos lados, en la parte inferior, sobresalen 4 paralelepípedos en estructura abocinada. En los dos interiores se apoyan dos pares de columnillas de fuste liso.
                                             Video de la iglesia                                 
                                                      

Detalles de las puertas entre las principal están estas otras en los costados de la iglesia.





Una representación de la azulejería en el interior de la Iglesia. 
             
           La Virgen del Carmen en Azulejos.

     

En el 2013 y 2015 asistimos a dos bodas en esta iglesia.





Información recogida del ayuntamiento y turismo.