lunes, 15 de abril de 2024

50 Aniversario de la Exposición de Artistas Eibarreses 2024


Invitación dedicada a Abundio Maestro tallista y ebanista. 

El Viernes día 5 de Abril y hasta el 28, estamos exponiendo la Asociación de Artistas Eibarreses en Portalea en su 50 aniversario. 

La invitación está dedicada al gran tallistas de obras maravillosas que ha dejado un buen legado a sus familiares y amigos.

Tallas de Abundio Maestro.

He participado como todos los años con dos de mis obras en acuarelas y el cuento que dibujé y escribi "Al cobijo de la encina" 

                 

Estas obras son del antiguo presidente de la Asociación Jose  Agustín Larrañaga.

Obras de Jose Agustín Larrañaga en óleo y pintadas a espátula.

Acuarelas de Yon Idígoras 

Obra de  Angel Goenaga en óleo.

Obras de  Mª Luisa Blasco Pintado con huevo y pigmentos,  técnica temple y una poesía dedicada a la obra.

Obras de Fernando G, Rubia 

Obras de Mario Muñoz en óleo

Obras en óleo de Esteban Oroz nuevo presidente.

Obras  al óleo de Esther F. de Maruri 

Obras al temple de Vicente Iriondo.

 Acuarelas de Angel de la Torre.

Óleos de Cristina Azpiazu

Óleos de Begoña Fernandez 

Mikel Estandia óleos 

Obras al óleo de Elisabet Eguren 
Leticia Idalgo Oleos. 
Dibujos a lapices de Josebi Alvarez.

Obras en puntillismo de Emili Guerrero. 

Làpices acuarelables de Sole Prieto.

Retrato y Olantzero al óleo de José Antonio Gimenez 

Òleos de Oscar Morandi
Dibujos de Nieves Dorrio.

Retrato y paisaje de Maite Zanguitu. 

Acuarelas de Paco Pérez 

Oleos de Maite Arriaga.

Fotografía Olaia Artetxe.

Acuarelas de Yon Idigoras.

Obra en madera tridemensional Cúbica con 7 cubos exagonal.
 


Obras en madera de Fidel Vicente Villanueva  con su obra. 

Cerámica de Esther F. de Maruri.

Cerámicas de Carmen Mostaza.

Grupo de Artistas.

1º Video exposición en la cúpula


2º Video las tallas 

3º Video de la exposición.


¡¡Espero que os guste!!


miércoles, 24 de enero de 2024

El día que nací yo, retomado para ejercicio de Creando escritos. 24-1-24

  El día que nací no fue un día normal, sino más bien un día muy especial. Nací un 26 de Febrero de 1955 sobre las 9 de la noche. Ese día, un invierno intenso, hacía mucho frío y soplaba un aire huracanado. Probablemente ese día era sábado o domingo, mi padre estaba en casa porque no había ido al trabajo, y en el pueblo había funciones de teatro y cine. 

  Mi madre por la tarde rompió aguas y comenzó a tener dolores de parto. Mi abuela puso agua a calentar y preparó la cama y sábanas para el parto. El alumbramiento era eminente y llamaron a la médico y éste avisó a la comadrona para ayudar a mi nacimiento.

 Mi madre aguantando los dolores pacientemente mientras las contracciones eran cada vez más seguidas. Ya al anochecer llegó la partera quejándose del vendaval que había en la calle que cada vez era más  fuerte.
  Al poco tiempo llamó a la puerta una vecina  portuguesa muy amiga de la familia, la llamábamos "Sesa".  Venía  asustada y avisando que en el pueblo la guardia  civil había suspendiendo  el teatro y el cine y avisaron a los oliventinos que se irían a sus casas y se encerraran en casa, cerraran bien las puertas y las ventanas y que se aproximaba algo imprevisible. No se sabía si era un huracán o un terremoto.

 La comadrona al oír tal noticia, se acordó de sus hijos que los había dejado en el cine y se fue en su búsqueda. Mi padre enfadado le dijo: Cómo iba a irse en ese momento sí ya su mujer estaba de parto y próximo  el nacimiento.  Ella hizo caso omiso y se fue dejando a mi madre con mi abuela. Mi padre salió tras ella. Cuando regresaron, mi madre ya me tenía entre sus brazos. Nací muy pequeñita y muy morena.

  Las circunstancias de lo que acontecía en el pueblo, dio momentos colectivos de histeria y a la población con el caos de confusión, contravenian las indicaciones más sensatas que informó la guardia civil. Algo de eso debió de ocurrir en mi pueblo según me han contado a lo largo de los años. Hubo gente que cargaron con todos los enseres y pertenencias que pudieron y salieron a los campos. Otros se dirigieron al cementerio, a saber con qué finalidad y, no faltaron quienes sacaron a sus mayores enfermos e inválidos. Otros se ataron en el parque a los árboles y otros obedeciendo a las autoridades, se quedaron en casa, cerraron puertas y ventanas. Como mis padres que al nacer yo, con la alegría de mi nacimiento se olvidaron de que algo malo pasaba  en allí fuera. 

 En los días siguientes la guasa y las bromas salpicaron de obligados comentarios entre los habitantes del pueblo, ya que afortunadamente, no hubo ni terremoto, ni huracán. Estoy segura que un huracán de alegría llenó de felicidad a mi humilde familia del primer nacimiento de la hija de Antonio y Maria. 


 Quizás ese día marcó mi personalidad inquieta y revoltosa sea deudora de la agitación y revuelo que me acompañaron en mi venida al mundo. Toda mi familia me ha contado esta historia a lo largo de los años.


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