Mis muñecas |
El armario donde acababa de encerrar a sus muñecas María las
guardaba después de ponerles un pijama, le gustaba cada día cuando las sacaba
del armario, bañarlas, vestirlas y peinarlas. Cuando fue mayor ella ya no
jugaba con sus muñecas, se las había dejado a sus nietos y ellos no las
trataban igual. Un día decidió volverlas a guardar en el armario. Se olvidó de
ellas por un tiempo. Haciendo limpieza sus muñecas estaban allí de malas formas
atadas en un burujo. Las cogió las bañó, las peinó y les hizo ropa nueva. Hoy
están sentadas sobre una cama.
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