El crujir de las hojas les recuerda lo solos que están. Ya nadie pasea por ese lugar solitario. Cada paso que dan los hombres, los caracoles se esconden. Ellos los buscan entre las raíces de los árboles del bosque, pero allí sólo encuentran setas. Los caracoles huyen a lugares donde se pueden resguardar de la lluvia caída en otoño. Sólo el sol les hace salir de su escondrijo y es cuando asoman sus antenas.
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Fotos tomadas de Internet, si su dueño desea las puedo eliminar de este blog
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