No puedo seguir adelante sin
ella, echo de menos sus miradas, sus manos, su cuerpo, su olor, su sonrisa, su alegría. Se ha ido sin hacer ruido. No sufrió. Nunca
se quejó, siempre estaba con la sonrisa en la boca. Nada hizo sospechar que su
marcha era inminente. La amé todos los días y en los momentos que pasamos
juntos éramos felices. En esta soledad me he dado cuenta cuánto la necesito.
Sin ella no quiero vivir. Sólo pienso en estar junto a ella. En el más allá. En el infinito.
85 palabras
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