Edward Hopper, Coche C.pintura al óleo |
Cada día cojo el tren por la mañana temprano para ir a mi trabajo. En la siguiente estación, ella se monta en el mismo tren, y se sienta en mismo vagón, al lado opuesto donde me siento yo. Me saluda con un buen día y una sonrisa. Lo cual me permite verla de soslayo.
Cada día la observo y me parece una mujer interesante. Es alta, delgada y apuesta. Tiene el pelo rubio y largo. A veces lleva la melena suelta, aunque otras veces trae el pelo recogido con un moño. Tiene ojos verdes y su cara es redonda de tez sonrosada. Se viste muy de sport y calza unas zapatillas deportivas.
Nada más sentarse saca un libro del maletín y se pone a leer. Por la maleta que trae puede ser una ejecutiva y que trabaje para una empresa. Por el horario que coge el tren y se baja en la parada de la Universidad puede ser una profesora.
Hoy se ha sentado frente a mí, me ha dado los buenos días. Hoy no lee, me observa bajo sus gafas de sol. Noto su mirada penetrante en mi cara, me mira y me observa un poco más. Quizás antes no se haya fijado en mí, yo si le había clavado mi mirada todos los días. No sé nada de su vida, ni ella sabe nada de la mía. Me gustaría saber dónde vive y a que se dedica. Yo sigo dos paradas más adelante de donde se baja ella.
Después de un rato mirándome, se dirige a mí y
me pregunta si tengo un hijo de edad de estudiar en la universidad. Mi
respuesta es afirmativa.
— ¿No será tu hijo Nanu? me pregunta.
— ¡Si lo es! Le contesto y ella me dice:
— Su hijo está en mi aula, soy su profesora de inglés.
Nanu es un joven muy aplicado y es uno de los mejores alumnos que he dado clase
en muchos años.
Llega el momento de bajarse y con un apretón de manos me despide. Y me dice: su hijo se parece mucho a usted.
Esto es el principio de una buena amistad.
355 palabras
Qué buen texto, inventado imagino. Los hijos se nos parecen, y esa profesora lo acierta al dirigirse ala señora del tren
ResponderEliminarUn abrazo y feliz sábado, con Hopper, si es posible
Pues si he pasado un feliz sábado y mejor domingo. De excursión con amigas visitando Palencia y pueblos de la provincia. En cuanto al relato es bastante parecido a la realidad. Un abrazo.
EliminarSon esas sorpresas que la vida nos regala de vezen cuando...
ResponderEliminarSiempre algo te sorprende en al educación de tus hijos. Un abrazo.
EliminarAy el mundo es un pañuelo. Y la profe es realmente observadora para relacionar a un padre y aun hijo por le parecido.
ResponderEliminarMuy feliz finde.
Casualmente a veces se dan estas formas de conocerse, en este caso por el parecido. Un abrazo.
EliminarDonde menos te esperas salta la liebre. Un beso
ResponderEliminarA veces salta la liebre y ocurren esas coincidencias. Puede ser una conversación entre desconocidos hagan buena amistad, si se ponen a hablar puede que coincidan en muchas cosas, Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen relato, Carmen. A través del hijo, tanto padre como profesora se conocen mucho más de lo que el tiempo de relación les dio ocasión. Me encantó. Un abrazo!!
ResponderEliminarDavid se puede dar la casualidad que en un encuentro así se adivine por el parecido a nuestros progenitores y eso es que que quise trasmitir con este relato. Un abrazo.
EliminarCaramba Mamen, que buen relato. Cuenta con varios ingredientes en tan pocas letras, casi he podido ver el trayecto e imaginarme a él, que a causa de la actitud de la mujer se hace conjeturas, luego ella, que decidida se dirige al hombre con naturalidad y acaba no solo en grata sorpresa al conocer a su hijo, también en lo que puede ser una futura relación amistosa...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Feliz verano.
¡Un abrazo!
muchas gracias Mila. Espero que este verano sea más tranquilo que mi primavera, no paro. Tengo planificado aparte de trabajar relajarme los días que tenga libres y haga buen tiempo para ir a la playa. En cuanto al relato pues salísó son más sin pensarlo demasiado. Y tiene unos buenos ingredientes. Un abrazo.
EliminarA veces los encuentros más casuales son el inicio de una amistad duradera. En casos así, sin embargo, yo siempre me pregunto si se trata realmente de una casualidad o hay una causalidad para ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
En estos encuentros la causa sin buscarlos se debe a una casualidad. Después esa amistad puede crecer y formarse una buena amistar, eso depende de las personas. En este caso se prevé que van a seguir ese encuentro mientras los dos protagonistas se sigan viendo en el tren. Un abrazo.
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