El vino no era para ella
Patrocinia sabia que cada tarde su yerno llegaba a casa después de trabajar y tomaba un trozo de pan, queso y un vaso de vino. Aquella tarde su hija no estaba y ella puso en marcha su venganza. Colocó sobre la mesa ese vaso de vino y sus viandas y le puso unas gotas especiales en él. Su hija volvió temprano y con el calor del camino se bebió el vino. Su madre que la vio gritó:
— ¿Hija que has hecho?
—¡Madre! se que es malo beber vino con el embarazo, pero una vez no hace daño.
La hija se cayó fulminante muerta. Estaba embarazada de gemelos y los cadáveres ya eran tres. A la madre la venganza le costó caro. No acabó con su yerno que era al que odiaba sino con su hija que adoraba.
Para el concurso de Microcuentos de Circulo de escritores MICROTERROR V
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