— ¡Hola, Morenita!
— ¿Ya te has aseado?
— ¡Si, morenita!
— Entonces te pones el pijama, te acuestas
y luego vengo a apagar la luz.
— ¡Vale, morenita!
Andrés hacía solo dos días que había entrado en la residencia,
a pesar de que era muy joven para estar en este lugar. Andrés era un hombre
grandote, guapo y bonachón. Las trabajadoras de la residencia le
cogimos mucho cariño y nos volcamos en su cuidado.
Él fue un joven guapo, que había pasado su juventud siendo un buen estudiante y un gran deportista. Estudió en la Escuela de Armería y destacó porque era el mejor de la clase, ¡vamos un cerebrito! y un buen trabajador.
Se casó y tuvo un hijo, fue un buen marido y mejor
padre. Fue un gran amigo de sus amigos y ellos se lo demostraron visitándolo, a veces le llevaban a comer a la sociedad.
Con 38 años sufrió un mareo estando cenando en la
sociedad y le llevaron al hospital. Le diagnosticaron un tumor que le obstruía
el cerebro, le operaron de urgencia. Desde entonces tuvo mala suerte, los daños
que sufrió su cerebro le dejó muchas dificultades y deficiencias para valerse
por sí mismo. El deterioro cognitivo iba a peor, su vida y su persona fue
decayendo hasta que su esposa se separó de él. Andrés al quedarse solo, lo ingresaron en la
residencia. Su tío fue su tutor, le visitaba a menudo, se preocupaba para que no le faltara nada de lo necesario.
Él era un buen amigo de bromas y le gustaba mucho
cantar. A morenita siempre le decía que le gustaban sus ojos y
quería ser su novio. Las trabajadoras le seguíamos las bromas y le queríamos mucho.
Andrés poco a poco, se deterioró y dejó de caminar, le teníamos que vestir y darle de comer. Era un niño grandote, sentado en una
silla de ruedas. Verlo tumbado en la cama con el pañal puesto era gracioso.
Pero nuestro trabajo es muy normal que las personas que entran medianamente
bien, con el tiempo se van deteriorando por la enfermedad o por su
avanzada edad.
Andrés tuvo un buen cuidador particular que lo sacaba
a la calle dos horas por la mañana y dos por la tarde todos los días. Cuando
hacía mal tiempo se quedaban en el bar o en el salón y Ali le leía
páginas de un libro, lo cuidaba con esmero. Su tío se hizo mayor y ya no podía
atenderlo y delegó la responsabilidad en su hijo, un adolescente que se hizo cargo de su
padre. Cada día los cuidados eran muchos más y
las dificultades de atenderle eran mayores. Pasó de entrar
caminando a ser un gran dependiente, pesaba mucho y era muy grande pero nada
imposible que las trabajadoras teníamos que hacer aparte de hacerlo con esmero.
Morenita siempre le recordaba que era su novia y
le abrazaba, allí en la residencia ella y sus compañeras le evidenciaban mucho cariño.
Estos días morenita trabajaba de
noche le dijo a Andrés:
— Andrés mañana tenemos que celebrar nuestro
día ehh, que es el día de San Valentín. El riendo le contestó:
— ¡Buenooo, ooh, ooh, ooh!
Pero cuando llegó morenita a su turno de
noche Andrés había fallecido esa tarde sin más, sin sufrir, se fue en silencio.
Murió un día señalado a los 71 años. Nos dejó mucha pena y un gran vacío en la
residencia y en nuestros corazones.
572 palabras
Ese residente, más que la familia, seguro que se echa en falta, por su humor y valentía ante el fracaso de su cerebro enfermo.
ResponderEliminarQué ternura de loa a la buena gente que es golpeada por la vida. Un abrazo
Cuando he salido de la noche tengo fiesta y sin embargo me he acordado de él estos días. Yo por lo menos lo voy a echar de menos. Llevaba en la residencia como 17 años tantos como yo trabajando allí. Un abrazo.
EliminarEvisto tu boggs me gustaria comparti cosa con tigo gracia
ResponderEliminarPor supuesto Margarita estoy abierta a visitar y compartir posts. Un abrazo.
EliminarSi no fuera por esa buena gente que atiende a los pacientes que no pueden valrse este mundo sería mucho más triste.
ResponderEliminarUn abrazo.
Menos mal que hay residencias y cuidamos a este tipo de gente que no la pueden atender en casa. Como anécdota te digo que pregunté en Dubái si había centros para mayores y no hay .Los cuidan en casa las familias. Si que si ponen enfermos tiene buenos hospitales públicos. Un abrazo.
EliminarSin saberlo, a nuestro alrededor existen muchos dramas como ese. No solo es muy penoso ver cómo alguien se va deteriorando progresivamente, y más siendo tan joven, sino que a esa pena se le añade la de ver cómo algunos de sus seres queridos y más cercanos (en este caso su mujer) se apartan de ellos. Afortunadamente, los hay que tienen la gran suerte de hallar una residencia en condiciones y trabajadores y trabajadoras que les dedican todo su tiempo y, lo que es más importante, mucho cariño.
ResponderEliminarEl vuestro es un trabajo que no se paga con ningún dinero del mundo.
Un abrazo.
Este hombre me contó en sus primeros años lo que sufrió con la separación de su mujer. Yo no la conocí hasta que en estos últimos dos años venía a verlo y le daba la cena. El dia que murió allí estaba en el tanatorio. Seguramente por su hijo. Tenemos trabajo duro, por esfuerzos físicos y psicológicos. Además les cogemos cariño a los residente. Bueno podrían pagarnos más, pero llevamos los años de crisis sin subida. Un abrazo.
EliminarAy qué triste. Al ver la foto me ha dado una pena...qué suerte que fuese tan querido.
ResponderEliminarMuy feliz martes.
Tengo otra más pero, le tapaba parte de la cara una mano. Esta foto es muy entrañable ya que se le ve cantando pero se emocionaba con la canción a San Juan. Es muy típico de Eibar la puesta del pañuelo en nuestra residencia todos los años. Si era tan bueno y se hacia querer a pesar del peso pesado que era y difícil de manejar, bañar, hasta costaba ponerle bien el pañal. Pero todas le queríamos. Un abrazo.
EliminarDentro de lo malo que es ver como por enfermedad o edad una persona se va deteriorando y perdiendo lo mas valioso ....poder ser independientes ...para incluso lo mas basico como asearse ..comer ...beber ....incluso secarse las lagrimas en algun momento ...
ResponderEliminarLo unico bueno es que existan personas como tu Mamen con la capacidad de cuidar y mimar y hacer que sus dias o noches tengan un rayito de luz ....
Un reconocimiento a esa labor tan grande ....tan grande como vuestros corazones....un beso amiga
Gracias Sandy, no me he podido resistir a hacerle un homenaje. A pesar de que no podemos hablar de nuestros residentes. Espero poder hacer llegar a su hijo este posts. Y si el desea lo quitaré. Pero él sabe lo que le apreciamos a su padre. Un abrazo.
EliminarMantener la dignidad de las personas,... gracias por vuestro trabajo!
ResponderEliminarGracias Baile del norte. No sabes bien que digna es una persona mayor. Tengo mucha tristeza porque llegan tan deteriorados ahora que apenas hablan con la sabiduría que tiene un anciano. Pero dignidad ante todo. Un abrazo.
EliminarA great post. I love your blog! < 3
ResponderEliminarI am following you and invite you to me
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Thank you very much for your visit, I hope to see you here. I'll visit you . A hug.
ResponderEliminarHacéis un gran trabajo las perdonas como tu Mamen que cuidáis con cariño a los que no pueden valerse por si mismas.
ResponderEliminarTenéis toda mi admiración y respeto.Lo vuestro es verdadera vocacion servicio al que os necesita.
Muy bonita la historia de Andrés.
Un abrazo Mamen
Puri
Muchas gracias, es un trabajo duro tanto físico, como psicológico. Pero somos humanos y alguien tiene que hacer este trabajo. Tengo tantas historias que si me pongo hago un libro.
EliminarUn abrazo Puri.
Que gran labor la vuestra, y veo con alegría que ademas de vuestra profesionalidad tenéis la capacidad de dar el cariño necesario que todo ser humano desvalido necesita en sus peores momentos.
ResponderEliminarGrandes personas como vosotros, los trabajadores de tu residencia, hacen falta en este mundo tan frío.
Un gran abrazo morenita.
Y aún y todo nos parece que dedicamos poco tiempo a cada paciente. Pero es que tenemos mucho trabajo a realizar. Cuando estoy en mi trabajo me vuelco en todo y cuando salgo de allí mi via de escape es la pintura, leer, escribir y viajar. Todo ayuda a sobreponerse. Un abrazo.
EliminarLa labor del personal que atiende a esas personas tan necesitadas y, en algunos casos, abandonadas por los suyos, es encomiable y digna de elogio.
ResponderEliminarUn besote.
La verdad es que si. No todos son abandonados por las familias. Hay muchos familiares que por circunstancias de la enfermedad o no poder atenderlos los ingresan en la residencia. Algunos residentes son visitados todos los días por sus familias y otros los fines de semana. Otros apenas tiene visitas. Un abrazo.
EliminarQué texto tan entrañable, Mamen. Además refleja una realidad para muchas personas que por las circunstancias de la vida acaban necesitando ayuda en el día a día. Andrés tuvo la suerte de tener siempre cuidados y cariño, aunque no siempre es así. Solo me alegro de que su marcha no se produjera con mucho dolor.
ResponderEliminarMuy bonito tu texto, y muy humano, me ha encantado :)
¡Un abrazo!
Muchas gracias Julia, mi cabeza pudo con el corazón y surgió este escrito. Andrés fue uno de los residentes que aparte de llevar mucho tiempo con nosotras, le hemos querido mucho a pesar que era muy difícil su manejo para asear, para vestir y cuidar, pero todas hemos podido con su corazón porque se hizo querer. Ha dejado mucho vacío. Un abrazo.
EliminarPrecioso texto y merecidísimo homenaje a tantos cuidadores. Muy conmovedor, Mamen.
ResponderEliminarMarta muchas gracias. Me alegro que os guste. Un abrazo.
EliminarMuy triste lo que le tocó vivir a Andrés, pero hubo gente que supo valorarlo.
ResponderEliminarTierno relato, Mamen! Conmueve.
Un saludo.
Sea quien sea la persona y entre como entre lo cuidamos con dignidad y lo mejor que podemos. Un abrazo.
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ResponderEliminarHola Maria,
Que bonita historia, llena de amor, tristeza y dulzura a partes iguales. Muy bien plasmada la triste historia de tu protagonista.
Te deseo suerte en el tintero!
Era un hombre que sede que entró le quisimos porque era un hombre bueno y emanaba mucha ternura. Un abrazo.
EliminarHola, Mamen:Muy sentido tu relato. Dices mucho de lo que pasan los "solos" y de lo que pueden dar en afecto y gratitud. Tu profesión no es para cualquiera;gracias en nombre de tantos que reciben cuidados comolos tuyos.
ResponderEliminarGracias a personas que trabajamos cuidando. Estas personas están atendidas.Un abrazo.
ResponderEliminarUn relato cargado de ternura, Mamen, y un buen recuerdo para alguien que supongo fue muy especial.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Siempre me quedará el recuerdo Bruno. Muchas gracias. Un abrazo.
EliminarHola Mamen, el tuyo es un relato escrito desde el corazón. Mi respeto y mi admiración para las personas que trabajan cuidando a otras personas como Andrés, dando cariño, compañía y atención. Se queda uno un poco triste, pero es un ejemplo de abnegación. Un abrazo Mamen. Te felicito.
ResponderEliminarGracias Miry es un buen reconocimiento a las personas que se vuelcan con los cuidados de estas personas que son los cuidadores. Un abrazo.
EliminarCiertamente, una historia la de Andrés entrañable y conmovedora, que retrata muy bien lo cruel que puede ser a veces la vida. Un relato de emociones encontradas que has sabido trasmitir con gran acierto y notable sensibilidad. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Mamen.
ResponderEliminarGracias Paco, quizás no es un relato muy adecuado para el concurso pero lo escribí desde el corazón y la persona se merece ese recuerdo. Un abrazo.
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ResponderEliminarPrecioso homenaje a esa persona tan entrañable. Una historia muy dura. No todos valemos para desempeñar un trabajo como ése, y sois dignos de admiración de verdad. Por cierto, revisa de nuevo el relato, hay algún error de concordancia y algún cambio en el tiempo verbal que no acaba de encajar demasiado.
¡Suerte en El tintero!
Muchas gracias, por tus palabras y lo revisaré. Un abrazo.
EliminarHola, Mamen. Tierno relato el que compartes con nosotros y con el que nos recuerdas que cerca de todos nosotros hay muchos "Andrés" y muchas "Morenita" que interpretan los roles que les ha tocado en suerte con toda la dignidad de que son capaces. No está de más darles visibilidad de vez en cuando. Gracias por ello.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en "El Tintero...".
Un fuerte abrazo.
Patxi muchas gracias. Este trabajo es muy duro y nos toca mucho el corazón y la salud. No es un trabajo muy reconocido. Este relato se lo merecía este hombre, por la huella que nos dejó. Un abrazo.
EliminarCreo que el mayor logro de tu historia, Mari Carmen, además del homenaje en sí mismo, es que has conseguido un acercamiento afectivo del lector hacia tanto hacia Andrés como hacia la Morenita, una cuidadora empática y cariñosa.
ResponderEliminarTe felicito y te deseo suerte en nuestro Tintero.
Tara si es una vivencia personal. No sé porqué muchos de mis relatos tiene que ver conmigo. Un abrazo.
Eliminar¡Anda! Acabo de leer en los comentarios que una vivencia personal. Entrañable Mari Carmen.
ResponderEliminarUn texto muy emotivo y al leerlo se siente admiración por esas cuidadoras que no se limitan a hacer su trabajo y punto. En su dura tarea diaria no falta una caricia, una palabra entrañable o un abrazo. Un monumento se merecen.
ResponderEliminarAbrazo, Mamen.
Este relato salio de mi corazón, porque además murió en un día muy señalado. Un abrazo
EliminarHay que felicitar a las personas que, como Morenita, se entregan para hacer más agradable la vida de tanta gente que termina sus días en una residencia. Emotivo y tierno relato. Un saludo y suerte en el tintero.
ResponderEliminarMuchas gracias José R. es un relato muy tierno y una vivencia más. Un abrazo.
ResponderEliminarEmotivo relato sobre la difícil vida de un ser entrañable. Parece que Andrés perdió muchas capacidades, pero no la del cariño y buen humor. Que en paz descanse.
ResponderEliminarUna labor encomiable la que hacéis, Mamen.
Un abrazo.
La vida, en ocasiones, no devuelve a las personas lo bueno que han hecho. Nadie se merece sufrir así. Mucha suerte en el tintero. Saludos.
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