Siguiendo el recorrido, llegamos al aposento de Diana de Poitiers que está decorado con un retrato de… Catalina de Medici –la rivalidad de las dos mujeres llega hasta hoy en día–. En la chimenea y el techo se aprecian las iniciales de Enrique II y de Catalina de Medici, H –en francés Henry– y C. Una curiosidad: la unión de las iniciales da lugar a una D, que podría ser de Diana de Poitiers. La cama con baldaquín y el resto del mobiliario, los tapices flamencos y hasta una virgen de Murillo nos dejaron con la boca abierta… y no había hecho más que empezar. Estaba claro que el interior rivalizaba con el exterior en belleza.



 


Galería

Saliendo del aposento de Diana de Poitiers se llega directamente a la Galería a través de un pequeño y estrecho pasadizo. Con 60 metros de largo y 6 de ancho, tiene 18 ventanas y en los extremos, dos chimeneas. Durante la Primera Guerra Mundial sirvió como hospital cuando Gaston Menier, el propietario de Chenonceau decidió que todas las salas del castillo se ocupasen como hospital.

Durante la Segunda Guerra Mundial Cher representó una línea de demarcación, que separada la zona ocupada, la entrada del castillo, de la que no, por lo que esta galería sirvió para que la Resistencia pudiese pasar a mucha gente a la zona libre.



El castillo de Somone Menier, el hospital de la Primera Guerra Mundial.

Durante la Primera Guerra Mundial, la galería del château de Chenonceau funcionó como hospital gracias al dinero de la familia de chocolateros Menier. Por allí pasaron 2.254 heridos. Simone Menier era la enfermera jefa y la administradora del hospital. Se cuenta que los heridos pescaban en el río Cher desde las ventanas de la galería.


Luisa de Lorena, la última reina en Chenonceau

De blanco riguroso –el color del luto en la Corte de la época– por el fallecimiento de su marido Enrique III –uno de los hijos de Catalina de Medici– pasó Luisa de Lorena sus últimos años encerrada en el castillo de Chenonceau. Fue la última reina que ocupó sus salas.




 




 

Las salas siguientes, el gabinete verde y la biblioteca, fueron el centro del poder de Catalina como regente de Francia. En el gabinete, las únicas iniciales son las suyas: dos C entrelazadas –nada de juegos con la D–. Cuadros de Tintoretto, Jordaens, Ribera, Veronese o Van Dyck decoran el gabinete. El techo artesonado de la biblioteca se considera uno de los primeros de este estilo de Francia.






Todavía en la planta baja quedaban por visitar el salón Francisco I –con una espectacular chimenea del Renacimiento– y el salón Luis XIV –con un retrato del rey para recordar su paso por el castillo–. De nuevo en el vestíbulo, se llega a la escalera de subida. No podíamos evitar pararnos a cada paso para fijarnos en todos los detalles: mobiliario, decoración, suelos, techos.

Las cocinas



 

 

En la zona baja del Castillo de Chenonceau, en los dos primeros pilones en el lecho del Cher, está ubicadas las cocinas del castillo en varias salas. Destaca la zona del comedor, la carnicería, la despensa y el puente, que es la zona por la que se accede a la cocina.
Salimos del castillo  un poco cansados de tantos aposentos y  cosas bonitas. Pero es para volver cuando se pueda y quedarnos en la zona de estos castillos porque se ven pueblos preciosos.

Después de esta visita nos dirigimos hacia Angulema para cenar y descansar. 

¡¡ Espero que os haya gustado!!