En casa en la Nochebuena y Nochevieja
—Ya lo sabéis hemos de recordar a los que ya no están. Ellas me enseñaron a valorar las cosas personales: la abuela Luisa a poner una buena mesa y la abuela María a cocinar. Además a mi me gusta ponerla bien.
—Ama, tu pon buen jamón y buenos langostinos y mucha comida y menos platos y menos mantel. —dijo el hijo pequeño.
—Venga vamos a sentarnos—dijo el padre,— mientras abría la botella de vino blanco.
—Nenes encender la vela, hay que cenar con la iluminación. —sugirió la madre.
—¡Con cuidado! que no caiga cera en el mantel hijo —dijo la madre.
—¡Jolines ama, que rico está el jamón!—dice el pequeño.
—¡Pasarme los espárragos! —dijo el padre.
—Cuidado no vuelques la bandeja, que se cae la salsa, que manchas el mantel. —le dice su mujer.
—Para eso es el mantel, para mancharse, ya lo lavarás.
—Si pero las manchas, no se quitan solo lavando, hay que ponerle lejía y el mantén tiene más de 200 años y está muy delicado.
—Dentro de la servilleta he colocado dos de papel para que os limpiéis las manos de los langostinos y no en la servilleta de tela.
—Ni que no tendrías más manteles, con todos lo que tienes en el cajón. —le dice su esposo.
—Si pero este es especial, y sólo lo uso para estas fiestas. Y ya está delicado, como el papel de fumar.
—¡Bueno... ja,ja,ja, jolines con el mantel de 200 años, mira que eres mamá!. Si se mancha se lava y además durará porque solo lo pones en Navidad. —Le dice el mayor.
Ellos no entienden de rituales, pero...
Cada Nochebuena Mamen disfruta de estas fiestas en familia. Y prepara con anticipación lo que va a dar de cenar y comer el día de Navidad. Intenta que los manjares no se salgan del presupuesto y prepara con cariño todas las viandas. Pero ella no se olvida de las personas que pasaba estas fiestas, ya no están y qué mejor manera de acordarse de ellos, es usar menajes que ha recibido de herencia a través de los tiempos, vajilla, cubertería y cristalería.
A Mamen le gusta poner la mesa y lo hace cada año unas horas antes de la cena como si sería un ritual. Es usar un mantel blanco que cubre justo la mesa. Por debajo tapando la mesa, pone una especie de mantel más largo a juego con las cortinas de encaje, que ella cosió junto con su madre, unos años atrás cuando su madre le enseñaba a dar puntadas. El mantel blanco es de algodón con unas iniciales M.M. bordadas a mano que le rodean unas florecillas también bordadas en blanco. No es que sea el mejor mantel blanco una especie de maravilla, pero para ella lo es, mejor dicho es una reliquia que ya tiene muchos años, más de 100 o 200 años.
Fue bordado por su bisabuela y usado y guardado por su tía abuela, que a su vez se lo dejo en herencia a la prima de su madre María la mosca (motes en el pueblo) y ella se lo regaló a Mamen. Lo usa y lo guarda de nuevo cada año solo para esos días. Pero aquí empieza el cuidado de su uso. Lo lava y sin planchar bien doblado lo guarda en un cajón para volverlo a usar en las próximas Navidades.
Fue bordado por su bisabuela y usado y guardado por su tía abuela, que a su vez se lo dejo en herencia a la prima de su madre María la mosca (motes en el pueblo) y ella se lo regaló a Mamen. Lo usa y lo guarda de nuevo cada año solo para esos días. Pero aquí empieza el cuidado de su uso. Lo lava y sin planchar bien doblado lo guarda en un cajón para volverlo a usar en las próximas Navidades.
¡¡Espero que os guste!!
Esas mantelería que sólo se usan en Navidad. Son reliquias, como dices, y es un peligro usarlas, pero qué bonitas son y qué de recuerdos deben contener.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
Albada peligro no porque es un recuerdo de familia. Y es bonito un recuerdos para ellos.Pero tengo otros manteles delicados bordados por mi y para mesa de más comensales, que seguramente quedaran para usar cuando crezca la familia. Pasará que hoy los jóvenes no valoran el trabajo. Las modas de usar y tirar son prioridad en los que nos precede. Pero yo disfruto con poner una mesa pensando en mis antepasados y lo hago con homenaje a ellos. Las manchas se quitan con lejía, pero a mis hijos los enseño a utilizar y ser limpios en la mesa. Un abrazo.
ResponderEliminarYo no soy de muchos rituales, pero hay momentos, como estos, en los que no puede faltar un recuerdo para los que ya no están, en la forma y en el modo que cada cual prefiera, ya sea un plato especial o, como en este caso, un mantel que trae gratos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad que si. Claro que todos nos acordamos de los que ya no están. Yo lo hago cada año. Me gusta y además cuando tengo que trabajar no dejo que nadie ponga la mesa. Si es necesario la dejo puesta por la mañana hasta la noche. Un abrazo.
EliminarHay objetos con historia. Un beso
ResponderEliminarSi, siempre hay objetos que tienen mucha historia. Nunca conocí a mi bisabuela y por sus manos y ese trabajo que hizo ya era sensible. Un abrazo.
EliminarEs que en una mesa tan bien puesta, las viandas saben el doble de ricas y quien no lo sepa apreciar es que tiene la sensibilidad de un berberecho.
ResponderEliminarMuy buen relato que creo bastante autobiográfico.
Un beso.
Si Rosa, es autobiográfico. No he cambiado ni los nombres. Que además lo he vivido estas fiestas y me hizo tanta gracia porque tubo guasa la cosa y risas entre mi familia. Un abrazo.
EliminarRecordar a los que no están,... con un mantel,... ¿porqué no?
ResponderEliminarJa,ja,ja, con toda la mesa completa menos las viandas. Las recetas son mías. Un abrazo.
EliminarEs bonito conservar las tradiciones y una mesa bien puesta parece que todo sabe mucho mejor.
ResponderEliminarBonito homenaje a los que ya no están.
Espero que hayas disfrutado de las fiestas, muy feliz año.
Besos
Pues claro que hemos disfrutado con mis hijos. Tranquilos y disfrutando de lo que tenemos que es cariño y amor. Un abrazo.
EliminarPues mira, yo soy Mamen y guardo el mantel entre hojas de papel de seda porque es una auténtica pieza de museo. Se cae una mancha de vino o de salsa o de grasa... y a mí me da un patatús.
ResponderEliminarYo tengo unas copas de cristal que pertenecieron a mi bisabuela y las tengo casi, casi, bajo llave. Me da pánico que se rompan.
Bonito y emotivo relato personal.
Un beso y feliz año.
Da pena que se rompan o se deteriores esas cosas que guardamos con esmero. Pero si las guardas cada año pueden durar una eternidad. Un abrazo
EliminarLas cosas son para usarlas pero es cierto que hay algunas tan especiales que merecerían estar en un museo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues si, guardo algunas que irán al museo de Olivenza cedidas. Un abrazo
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