Descanso y relajación.
Plaza de Ibarkurutze y fuente (73 x 60 cm.) pintado al aire libre por Mamen Píriz |
Carmina se bajó en la parada del bus. Con paso ligero llegó a la plaza, sintió la necesidad de un descanso y se sentó un rato en un banco. El sol le daba de frente en la cara, tuvo que cerrar los ojos para no cegarse. Se quedó a gusto un tiempo allí, el calor del sol la relajaba, una pequeña brisa le acarició el rostro. Mantuvo unos minutos los ojos cerrados. Estaba ensimismada pensando en lo que había dejado atrás tan sólo unos instantes. Se sentía inmersa en una nube, los besos que se dieron, estaban latentes en su boca, todavía sentía el roce de los labios de Salvador. Soñaba, su corazón latía con intensidad, poco a poco iba relajando y debilitando los latidos. Los momentos que pasó con Salvador la elevan a otra dimensión, se siente atraída por ese hombre y cuando estaba con él, se olvidaba hasta de quien es. Se olvidaba de su vida, como si nada existiera más que ellos dos en el mundo.
Una paloma que revolotea cerca de Carmina la despertó del letargo que estaba inmersa. Abrió los ojos y
volvió a la realidad, observó las palomas como picotean los restos de migajas
de pan que algún chiquillo, dejó caer de su merienda. Miró a su alrededor y se
fijó en el reloj de la plaza, eran casi las seis de la tarde, se levantó, vacilando empezó a moverse con paso lento, casi arrastrando los pies hasta que
el ritmo de sus pies se movían y levantaban sus pasos con más rapidez y ligereza. Ya
normalizada, con paso firme llegó a la entrada de la calle donde está su
estudio.
Subió las escaleras de dos en dos. Sacó el llavero de su bolso y al intento de introducir la llave en la cerradura se le cayeron al suelo, con un gesto rápido se agachó, cogió de nuevo las llaves y abrió la puerta. Dejó el bolso sobre la mesa, se sentó en el sofá y comenzó a pensar en lo que está haciendo. Se preguntaba, qué es lo que está pasando en su vida, acaba de estar en casa de Salvador y sentía que estaba dañando la vida de este, y la suya propia. Le remordía la conciencia. Ella que siempre se propuso luchar en contra de un amor extra matrimonial. Pero cada vez que está con Salvador esa lucha se acaba, no tiene fuerza de voluntad. Se deja llevar por el corazón, un corazón que la empuja hacia él y que la razón, no comprende. Por más que se lo propone, menos voluntad tiene. Están atrapados por el sentimiento de un amor nuevo, ese amor que han ido tejiendo como una tela de araña, que la agarra cada vez más fuerte. Ese amor que ha ido creciendo poco a poco, despacio, no sin lucha, pero que cada vez es más fuerte y en vez de alejarse poco a poco, se han ido acercando más y más.
Hoy poco hizo en el estudio, no tocó nada y se fue a casa.
Estudio de de la pintora.
Carmina con el cansancio que tenia, más de mente que físico se acostó temprano. Pero no podía reconciliar el sueño, lo ocurrido esa tarde, le golpeaba su mente una y otra vez. Entre sueños intentaba olvidar, pero no, no podía. Sentía a Salvador como si estuviese acostado a su lado. Ella se retorcía y apretaba las sábanas una y otra vez. Se puso a escuchar una pequeña radio para distraerse así intentar conciliar el sueño. El son de la música suave y relajante que una emisora trasmitía, poco a poco se introducía en sus oídos, y su mente fue dejando paso al sueño.
Ya dormida, no sintió acostarse a su marido, que lo hacía dos hora más tarde. A media noche dio media vuelta tropezándose con su marido, Carmina se despertó abrazó muy fuerte el cuerpo como queriéndose refugiar en él. El abrazo fuerte a él le despertó sobresaltado.
—¿Qué te pasa, nena? -¿Qué pasa, amor?
— Me he despertado y no puedo dormir.
— Ven mi cielo a refugiarte en mis brazos.
Su marido la rodeó por la cintura y la besó suavemente para protegerla. Carmina se refugió en el abrazo y se dejó llevar, como una gacela que busca protección en su madre. Su marido la apretó hacia sí, le acarició su frágil cuerpo, comenzaba así poco a poco a mimarla y acariciar su cuerpo recorriéndole con sus manos cada rincón, cada pliegue. La pintora le seguía, se dejaba llevar y juntos comenzaron a sentirse uno al otro. Ella intentaba introducirse en el acto amoroso, con más ganas, si cabe, pero en su mente comenzó a trasladarle a los momentos que pasaba con Salvador, se sentía bien, y su entendimiento creaba su propio erotismo, las caricias eran de su marido, pero ella en su mente le sentía a él, sentía Salvador.
Continuará...
Hola Mamen, un relato muy atrayente , esa mujer que lucha contra ese amor extraconyugal y del que no quiere salir -
ResponderEliminarMuy buena la pintura te felicito
Ahora a esperar por el desenlace
Un abrazo Y feliz 2022
Puri
Muchas gracias por la visita y el comentario. Un abrazo.
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