Hola Amigos este fin de semana hemos tenido una jornadas musicales por motivo de la celebración de Santa Cecilia patrona de los músicos. Por eso estos días hay actividades de música, bien por el estreno del recién formado el Orfeón Debabarrena y la Orquesta Sinfónica Debabarrena. El viernes estuvimos en el concierto que se dio en el Teatro Coliseo con un llenazo de impresión por los eibarreses. Os muestro una foto que saqué y las demás de la orquesta y el orfeón. A los que nos gusta la música clásica salimos muy contentos del concierto.
Orquesta Sinfónica Debabarrena y el Orfeón Debabarrena, mas tarde se unieron los componentes txikis de la escuela de música.
«Queremos que la Orquesta sea un lugar para educar, para aprender y para desarrollarse»
José Miguel Laskurain Director de orquesta y orfeón Tras su estreno, la Orquesta DBOS afronta nuevos conciertos y el Orfeón de Debabarrena se expondrá al público este curso
«Los integrantes del
Orfeón
verán qué es eso de enfrentarse al público directamente» «El año que
viene me gustaría poder entregar el bastón de mando de la Tamborrada»
José Miguel Laskurain no ha desaprovechado el tiempo que lleva como
director ya que en pocos meses se ha encargado de poner en pie dos formaciones.
Por una parte Debabarrenako Orkestra Sinfonikoa, DBOS, que se estrenó con dos
conciertos en Eibar y Elgoibar en el primer semestre de este año. Por otra
parte está el Orfeón de Debabarrena, que ha comenzado sus ensayos pero aún no
se ha presentado ante el público. El curso que arranca será importante para
ambas formaciones. Hablamos de ello y algún tema más con su director.
–La
actividad musical no frena en verano, al menos para el director.
–En el mundo
de la música no dejas de aprender nunca, y siempre hay algún detalle, alguna cosa
distinta y formas de dirigir diferentes, y sigues aprendiendo.
–En Huelva si no
me equivoco.
–Sí, allí está la escuela donde yo he estudiado y este verano nos
hemos juntado cerca de cien directores de orquesta de todo el mundo. Nosotros
mismos, como instrumentistas, formamos una orquesta que se llama OIDO (Orquesta
internacional de directores de orquesta), que es la única que hay de este tipo.
Ahí tocamos nosotros los instrumentos y nos auto-dirigimos. Eso ayuda a poner
en práctica lo que hemos aprendido y aquello que cada uno de nosotros tenemos
de peculiar.
–Acercándonos al Bajo Deba, DBOS sí que se ha tomado un descanso.
–Después de terminar los dos conciertos de estreno que hicimos en Eibar y
Elgoibar, hicimos un primer ensayo para meter una obra de cierto nivel como es
la 40 Sinfonía de Mozart. Quería ver cómo respondía la gente, cómo se oía... y
la verdad es que el resultado fue fantástico. Hicimos un ensayo en la Escuela
de Música de Elgoibar y, para ser un primer ensayo de contacto, sonó muy bien.
Con la llegada del verano paramos y quedamos para septiembre de cara a los
próximos conciertos.
– ¿Hay fechas a la vista?
–Sí, tenemos una fecha en Eibar
el 25 de noviembre pero tenemos un problema de coincidencia con otro concierto
de la Banda de Elgoibar. Quiero ver si podemos cambiar de fecha para que todo
el mundo pueda participar. A partir de ahí queremos buscar otra fecha para
ofrecer ese mismo concierto en Elgoibar, y me gustaría también hacerlo en Ermua
y en Deba. Eso está verde aún pero el planteamiento es que nos vea y nos
escuche todo el mundo.
–¿Extender la orquesta al resto de poblaciones del Bajo
Deba?
–Sí, y lo queremos hacer con un concierto que va a ser muy especial.
–Porque vamos a mezclar distintas cosas. El concierto tendrá tres partes y
en la primera se estrenará el Orfeón de Debabarrena. Interpretarán cinco o seis
piezas directamente a capela para que se vea qué es lo que estamos haciendo.
Los propios integrantes del Orfeón que llevan unos cuantos meses trabajando
verán qué es eso de enfrentarse al público directamente, y además en un sitio
como el Coliseo donde se oye absolutamente todo.
– ¿Y en la segunda parte?
–Ahí
irá la 40 Sinfonía de Mozart con la Orquesta. Y ya en una tercera parte
queremos integrar a las escuelas de música. El planteamiento es que todos los
instrumentistas de la escuela del sitio donde vamos a hacer el concierto, que
quieran, toquen con nosotros conjuntamente cuatro o cinco obras, incluyendo al
Orfeón y a un coro de niños o jóvenes que pueda haber en esa escuela. Con ello
queremos que los chavales que están estudiando un instrumento vean un referente
y en un futuro puedan dar el paso de entrar, porque tienen que saber que tienen
un sitio donde tocar que hasta ahora no había.
–¿Cómo va de número la Orquesta?
–Estamos en 36 y confiamos en que estos conciertos lleguen a más gente y haya
quien se pueda animar. Lo que si estamos viendo es que hay una edad, antes de
que los chavales empiecen a estudiar en la universidad, entre 14 y 18 años, en
la que a nivel musical no saben dónde meterse. Queremos ser un gancho.
–¿Qué
sensación les dejaron los primeros conciertos de la Orquesta?
–La sensación fue
muy grata. Después de los dos conciertos hicimos una cena para celebrar que
hemos creado algo. Pusimos un karaoke y no veas cómo participaba la gente,
mayores o jóvenes, daba igual, allí cantaba todo el mundo. Eso te da una
sensación de que la gente está contenta con el resultado, está a gusto. En el
propio concierto la gente estaba muy enchufada, se veía antes de empezar. Y
después, era como cuando acaba un partido y la gente está muy motivada, esa era
la sensación.
– ¿Pero cuesta arrastrar
el público hasta el auditorio?
– ¿Sabes lo que pasa? Yo no soy muy partidario
de la idea de un concierto como tal. Si quiero oír la 40 Sinfonía de Mozart me
puedo comprar un CD, que se oye perfectamente y grabado por la Orquesta
Sinfónica de Viena, y no hay más. Por eso, lo que tenemos que ofrecer a la
gente que viene a los conciertos es una experiencia, que se sienta partícipe y
que se dé cuenta de que hay un valor añadido en lo que está viendo. De ahí el
hecho de que hiciéramos la ‘silla musical’, la gente saliera al escenario,
etcétera.
– ¿Qué me cuenta del Orfeón?
–Ahora mismo somos 28 personas, y en su
mayoría siguen siendo mujeres. Ha habido gente que ha venido, ha probado y se
ha marchado, hay gente nueva... ha habido bastante movimiento en todo este
ciclo. Hemos sacado una serie de partituras para ver cómo se desenvuelve la
gente con obras que en algunos casos son complicadas. Hay que tener en cuenta
que así como en la Orquesta la gente sabe leer música, en el Orfeón no es así.
Entonces, mediante sistemas de apoyo tienes que preparar la partitura para que
lo repitan y se lo aprendan prácticamente de memoria. Tras ese trabajo ingrato ver
cómo reacciona la gente está siendo algo satisfactorio. Hace poco he mandado un
mensaje a los integrantes con las partituras, y la respuesta ha sido
alucinante, las ganas que tienen de empezar y de ponerse las pilas.
–Pero
siguen las puertas abiertas.
–Sí, claro, tanto con un colectivo como con el
otro. Con la Orquesta ocurre que tenemos un sitio focalizado que es la escuela
de música de donde tenemos que intentar pescar. En el Orfeón esa pesca la
podemos hacer en el pueblo, en la comarca, pueden venir de cualquier sitio. Es
algo mucho más abierto.
–Queda algo lejos pero en el mes de junio dirigió su
última Tamborrada de San Juan. ¿Tiene que ver con el tiempo que le ocupan estos
proyectos?
–No, en principio no tiene que ver. No soy partidario de permanecer
en todos los colectivos en los que participe ‘per saecula saeculorum’. No es
que te quemes, pero pierdes ideas. Creo que hasta aquí llego con la tamborrada
y ahora espero que llegue otra persona y que aporte lo que pueda aportar. Yo
pensaba en completar unos diez años, cumplí nueve en junio y el año que viene
me gustaría poder entregar el bastón de mando en Unzaga y que mi sustituto siga
adelante.
– ¿Algo más que añadir?
–Estamos con un proyecto posterior al
concierto de la Orquesta. Hay un compañero, Iñigo Zearsolo, que está en la
orquesta y está estudiando Dirección. Por eso la idea es que el siguiente
concierto que hagamos, en torno a primavera del año que viene, lo dirija él.
Queremos que la Orquesta sea un lugar para educar, para aprender y para desarrollarse,
y no solo a nivel de instrumentistas sino también en la dirección.
Reportaje de Félix Morquecho del Diario Vasco
Miembros de la Orquesta Sinfónica Debabarrena y el director en el centro José Miguel Lascurain |
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