jueves, 7 de marzo de 2019

Relato: La vio como una paloma blanca

               


Marian era una chica adolescente preciosa. Tenía unos ojos negros vivos y expresivos. Lucía una melena larga y morena que, contrastaba con su tez blanca y su cara redonda. Llamaba la atención por lo dicharachera y guapa que era. Rebosaba salud,  pero padecía de vez en cuando, una fiebre producida por infección de amigdalitis, se le ponían con pus y le daba mucha lata. Su madre la llevaba al médico y con unos antibióticos  se le curaban.

Al poco tiempo volvía a lo mismo, no acababa de mejorar su garganta. El médico le mandó a un especialista. Al verle le dijo, que tomar tantos antibióticos no era bueno y el remedio era operar esas amígdalas.
Sus padres lo pensaron y decidieron operarla lo antes posible. Por la Seguridad Social tardaban mucho tiempo en hacerle la operación. Decidieron que se le operara en privado  para que la intervención fuera más rápida. Eligieron el mejor otorrino  especialista en garganta privado. 

No tardaron en concretar el precio, día y hora para la intervención en la clínica que el doctor tenía en su casa. Los padres disponían de unos pocos ahorros para pagar la intervención, e incluso,  tuvieron que pedir dinero prestado.

Llegó la hora prevista de la operación y Marian  tenía que ir en ayunas. Sabía que después no podría comer sólidos en unos días, no se le ocurrió otra cosa que, entrar en una pastelería y comerse una bomba de crema. Cuando llegaron a la cita  la niña dijo que se había comido un pastel y aun así y  todo, el médico decidió  operar. La operación fue bien y Marian volvió a casa un poco anestesiada y sin sus amígdalas. 

Al día siguiente el doctor pasó a ver a Marian a su casa y revisar su  garganta.  La casa donde vivía la familia de Marian era en un barrio humilde y en una casa más humilde alquilada. Su madre le cambió la cama con sábanas blancas y le vistió un camisón a estrenar azul.  Esperaban la visita del médico a media mañana y la madre dejó a la niña un rato sola en la cama.

—Nena, dejo un momento la puerta abierta y bajó a comprar el pan a la tienda. Antes de que venga el doctor.

La tienda estaba al lado del portal por lo que no tardó en subir. Solo se entretuvo hablando a la tendera, que su hija estaba recién operada y necesitaba unos zumos de frutas y helados.

Mientras en la casa sonó el timbre y Marian se levantó a duras penas pensando que, su madre se olvidó la llave o se cerró la puerta. Con pocas fuerzas y dificultad recorrió el pasillo hasta llegar a abrir la puerta,  que sí estaba abierta, pero el doctor no entró sin permiso.

Al ver a la niña sola,  le ayudó a regresar a la cama y le revisó la intervención. Le dijo a la niña que todo estaba en bien y los cuidados que de antemano ya les había dicho.  En ese momento el médico le pidió un beso  de cariño a la niña. ¿Cuál fue la sorpresa...? que  la niña no le dio un beso de cariño, sino que,  el médico le dio un beso en la boca forzando a la niña y mientras le puso su mano en el pecho pequeño de la adolescente. Eso fue un abuso por parte del médico a su paciente.

Marian como pudo le dio un gran empujón al hombre, que se le cayeron  las gafas al suelo. El médico no esperó a que llegara su madre, salió de la casa y se fue rápidamente.
No había pasado ni dos minutos, la madre subió a casa y se encontró a Marian llorando. Con sus pocas palabras que le salían de su garganta la niña le contó a su madre lo que había pasado. El disgusto y la indignación que recibieron fueron morrocotudos.

— ¡Claro, nena! te puse  la cama blanca, como  una palomita de limpia, que sólo se te veía los ojos preciosos y ese asqueroso te miró con sus ojos de viejo verde.

No pensaron nunca que un doctor tan distinguido pudiera haber abusado de una niña adolescente aprovechando que la niña estaba sola e indefensa. 

Pero eso no se quedó así, la madre no quiso decir nada al marido para evitar que la cosa fuera a mayores. Marian tenía ya novio. Él estaba en la mili y cuando volvió en un permiso, lo que se hizo fue, llamar al prestigioso doctor y  encararse con él por teléfono. Le dijo que si quería cobrar la intervención tendría que hacerlo él personalmente. Nunca fue a cobrar la factura y nunca se la pagaron. Y suerte tuvo el médico que el caso no trascendiera en el pueblo. Con el paso del tiempo Marian, lo pudo contar después  de que ese médico muriera.


Esta historia fue contada cuando la adolescente ya es mayor. Hoy en día estas historias están saliendo a la luz con mucha facilidad pero el paso del tiempo sigue pasando abusos de toda índole por prestigiosas personas con buenos puestos y estudios.

849 palabras 







14 comentarios:

  1. ESos casos, que han sido mucho, se escondían muchas veces. En el caso de curas siempre. Con médicos de aficiones insanas quizás menos. Sea verídico o no, que pudiera ser más que veraz, es una lacra eso de aprovecharse el débil.

    Bien narrado. Un abrazo y feliz jueves

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si son casos que pasan y no se denuncian. ¿Qué consecuencias hubiese tenido para ese médico el caso? estaba en una época de mucha fama de buen cirujano. Yo creo que nunca se debe de esconder o callar estos casos por menores que sean. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Pues menos mal que la cosa no llegó a mayores y quedó en un beso forzado y un tocamiento indeseado. Ahora salen muchos casos a la luz de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y monitores de gimnasia, o por productores de cine, pero hubo un tiempo en que se comentaron varios casos de abusos por parte de médicos, especialmente ginecólogos. Todos ellos son basura, y la basura hay que echarla al vertedero, donde debe estar.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Parece ser que este caso todo quedó ahí, pero seguramente ha habrá mas hechos y peores. Esas personas son basura y fue una pena que esa mujer no denunciara los hechos. Un abrazo. Esas personas que abusan de los niños son basura como tu dices. Un abrazo.

      Eliminar
  3. Uffff, es que antes, y ahora también, había muchísimos abusos.
    Menos mal que la bomba no le hizo daño, jejeje, qué arriesgado operarla igual.
    Feliz día.

    ResponderEliminar
  4. Si yo creo que todavía hay abusos. ¡Qué ocurrencia tuvo la niña! no quería pasar hambre. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Un relato que indigna, Mamen. ¿Cómo es posible que sucedan cosas así? En este caso el tema no fue más grave, pero podía haberlo sido. Me alegro de que el médico no cobrara ni un euro por la operación, aunque me parece muy poco castigo para su mal proceder.

    ¡Buen relato, compañera!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. si esa niña y su familia habrían hablado seguramente el prestigioso médico se habría perjudicado porque estaba casado. Y eran otros tiempos. Un abrazo.

      Eliminar
  6. hola! coincido contigo que ahora salen a la luz, pero cuanto sufrimiento y vergüenza debieron pasar las victimas? tremendos y muchos, que horror, excelente relato! gracias, un abrazobuho.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Será difícil un tema así de contarlo para una niña adolescente. Hoy en día con los medios de comunicación es mas fácil abrirse. Un abrazo.

      Eliminar
  7. Qué triste,... sea cierto o no la realidad es que a la luz de los hechos, parece que este tipo de conductas es bastante común. Denuncia y castigo es la única solución.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un relato verídico y se guarda algunos más que ya os contaré. Un abrazo.

      Eliminar
  8. En cualquier gremio hay indeseables, la profesión y la formación, no entienden de mala educación y abusos sobre menores.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Alfred, siempre hay indeseables y ellos actúan sin impunidad. Un abrazo.

      Eliminar