¡Qué nervios! hoy comenzamos el nuevo curso y no tengo
nada preparado. Cuánta ansiedad siento cuando me enfrento a un folio en blanco
y no me ayudan las musas. Las llamo y no llegan.
Mientras os voy a relatar muchos días de nervios que
recuerdo, que he pasado. Días de nervios son los que pasé cuando tenía algún
examen bien en la escuela o en la universidad. Los nervios que pasé
cuando fui a sacar el carnet de conducir, me bebí un tarro de tila, (en mi vida
la había tomado una tila)
¡Ufff! qué estrés pasé cuando, viajando desde
Extremadura a Éibar, me bajé para comer un bocata del autobús en Salamanca, cuando
volví el bus se había marchado sin mí. Fui rápido a la taquilla y pedí el móvil
del chofer y no me lo dieron. Cogí un taxi, fui tras el bus, no lo alcanzamos
en la próxima parada. Tuvimos que ir hasta Palencia y allí le esperé. Aparte
de nervios, me costó la broma 160€. A veces los nervios, no nos dejan pensar las
burradas que hacemos.
Y os contaría muchos más pero solo tenemos que
hacer 15 líneas y ya me he pasado.
Ahora, con la edad, los nervios se van calmando y los podemos dominar mejor.
212 palabras
Aventuras de unos exámenes. Esto del taller ha de ser relajado y gozoso.
ResponderEliminarQue vaya bien. Un abrazo
Si, es un taller que asistí el curso anterior. Lo que pasa que solo es de dos horas el primer miércoles del mes y sabe a poco. Se escribe algo, y nos dan pautas de correcciones de frases o palabras. Y hacemos un ejercicio de escritura basado en un juego de palabras a desarrollar allí mismo in situ. Nos mandan deberes para llevar en la próxima clase y a la vez se ha comenzado una historia en cadena. La primera de la lista la comienza y se la va pasando a las siguientes. Las historias así son divertidas, dependemos del giro que le da cada una. Un abrazo.
EliminarJa, ja..., Mamen, qué gracia me ha hecho tu microrrelato. Me has recordado al Lope de Vega de "Un soneto me nada hacer Violante" que como si nada va escribiendo y de repente dice eso de "contad si van catorce y ya está hecho". Está claro que Salamanca nos une, amiga Mamen. ¡Mira que perder el bus en mi ciudad por ir a comerte un bocata...!
ResponderEliminarTe deseo un muy feliz curso de escritura creativa
Un beso
Si, no oí bien la hora de salida, se me escapó por los pelos, pero se fue. Mejor me había quedado una noche más en Salamanca y disfrutar de la ciudad. Un abrazo.
EliminarHola Mamen, cierto, con la edad los nervios amainan, menos mal, algo bueno debe llevar el cumplir años. Me has sacado una sonrisas con este relato.
ResponderEliminarFeliz semana.
Un abrazo
Son anécdotas que nos pasan en la vida. Un abrazo.
EliminarLos nervios son nuestros peores consejeros y amigos. Solo nos hacen sufrir. Deberíasmo tomarnos las cosas con mucha más calma. Pero esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Josep, porque si lo pienso me recogían la maleta en Eibar y me quedaba para el día siguiente disfrutando de Salamanca. Me había salido mas barato. Un abrazo.
EliminarLa juventud es lo que tiene, impaciencia y nervios... Sin embargo cuando vas cumpliendo años te llega el momento de serenarte y de pensar, en lugar de precipitarte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues cuando me paso lo del bus ya era mayorcita, jajajaja.Pero los nervios es lo que tiene. Un abrazo.
Eliminar"¿Nervios?
ResponderEliminar"Sí, un poco.
"¿Es tu primera vez?
"No. ya había estado nervioso antes."
¡Me encanta ese diálogo!
Saludos, Mamen!
Borgo.
Muchas gracias Miguel Zuera por tu visita y tu comentario. Un abrazo.
EliminarDivertido relato. Los ataques de nervios están bien cuando se cuentan años después y una se muere de risa, pero en el momento de vivirlos, se pasa fatal.
ResponderEliminarUn beso.
Ya lo cre Rosa, imaginate cuando vi que se me escapó el bus. Además volvía de una boda y llevaba mis joyas en la maleta, jajajaja. Y además cuando llegamos a Bilbao casi me pega la madre de una chica porque pensaban que por esperarme iba a llegar tarde su hija a Bilbao. El bus llegó a la misma hora sin retraso. Ahora lo pienso y me da la risa. Fue toda una aventura. Un abrazo.
EliminarLos nervios nos traicionan y nos hacen sudar frío. Después, a toro pasado nos damos cuenta que esos nervios traicioneros no nos solucionaron gran cosa y sí nos las complicaron.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Francisco, los nervios nos juegan malas pasadas. Un abrazo.
EliminarHola.
ResponderEliminarJajaja, ainnnns los nervos que malos son, podías haber echo noche allí y luego pillar otro bus, todo más barato y más tranquilo.
Muy feliz día.
Pues si, no lo pensé. Después de pasado la reflexión era más pausada. Un abrazo.
EliminarMuy muy divertido. Espero que el relato no sea autobiográfico, porque vaya bromita....
ResponderEliminarBesos
Si es autobiográfico, me pasó de verdad. Los nervios juegan buenas pasadas. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Ay, los nervios! ¡Qué mal nos lo hacen pasar! Y que pronto se olvidan o al menos cuando los recordamos hasta nos sacan una sonrisa. Lo importante es no dejar que nos atenacen, en esta vida suele ser peor lo que nos imaginamos que lo que afrontamos. Un fuerte abrazo, Carmen.
ResponderEliminarAsí es, David ahora en la distancia nos reímos, pero cuando te pasan lo pasas muy mal. Un abrazo.
ResponderEliminar